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Lunes, 19 de noviembre de 2007

OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD

Una cosa es la gestión, otra el relato

Algo ha aparecido que supera al marketing y la comunicación política, y es el "relato" o la "narración" de un gobierno, de una gestión. Es algo mucho más abstracto y complejo que la propia propaganda oficial, es casi una personalidad política. De esto se ha empezado a hablar en los análisis poselectorales nacionales y en Santa Fe.

 Por Leo Ricciardino

Los que están cerca del presidente Néstor Kirchner, decían ayer los analistas políticos en los diarios, han escuchado algo parecido a una autocrítica de boca de un hombre que no es precisamente propenso a hacerlas. Y ese error admitido -entre otros- pasaba por reconocer un déficit comunicacional del gobierno y, por ende, que ronda al propio Presidente de la Nación. Aquí, en Rosario, antes de que se publicara este reconocimiento, un dirigente de primera línea del Frente para la Victoria ya le había puesto al hecho una frase que conforma una síntesis dificilmente superable: "Al gobierno (nacional) le faltó relato", dijo en una reunión "chica" para encontrar una explicación a los votos de la clase media que se fugaron el 28 de octubre.

Esa misma síntesis, casi literaria pero perfecta, no podía tardar en traspolarse a la provincia donde el peronismo ve que si algo le sobró y le sobra al socialismo es, precisamente "relato". Esto es, se cuenta mucho, bien y detalladamente lo que se hace en la gestión. Por consiguiente, hay tanto o más relato de gestión que gestión misma.

La contrapartida de esta situación la representa, por supuesto, Jorge Obeid con un gobierno de muchas realizaciones y muy deficiente relato de las mismas. Una gestión sin silueta, sin cotornos definidos. Marcos difusos por donde entraron las balas.

Y el que comenzó a dispararlas apenas perdió los comicios para gobernador en 2003 fue el actual gobernador electo Hermes Binner. "Desde ese entonces comenzó una tarea diaria de demolición de la gestión provincial que hizo mella mucho más allá de las realidades concretas de cada déficit en las distintas áreas de gobierno", analizaba estos días un dirigente del PJ de la provicia.

Para ponerlo más claramente. Lo que el gobierno nacional "sufrió" con Carrió, o mejor dicho, con los votos que Carrió le arrebató; en el FPV santafesino -ahora se dan cuenta- dicen haberlo "sufrido" con Binner, quien les arrebató nada menos que la provincia.

Los peronistas en Santa Fe creen haber tenido y tener incluso mejores cuadros político-técnicos de los que fue capaz de formar y reclutar el socialismo y empiezan a notarlo ahora que Binner trata de completar su gabinete. Sin embargo, no se entusiasman con algún traspié temprano del futuro gobernador, más bien todo lo contrario.

"Le va a ir bien", reconocía casi con pena otro dirigente en esa reunión "chica" entre quienes podrían representar la futura conducción peronista en Santa Fe. Pero "le va a ir bien porque la provincia está bien, no porque vengan los 'buenos tiempos' como ellos decían. Ese es un slogan, pero la realidad marca que a Binner le va a ir bien porque el día después que asuma los hospitales van a seguir funcionando como hasta ahora, las escuelas también, que de paso, no están tan destruidas como el socialismo quiere hacer ver. Esta es una provincia que hoy tiene un gran superávit, cómo podría irle mal a alguien", se preguntó.

Lo que sospechan los peronistas es, otra vez, "el gran relato que la gestión Binner armará con las mismas piezas que nosotros teníamos. No habrá tan distintos resultados en las distintas áreas -además en la política provincial es difícil que se noten estos cambios- pero lo que sí habrá será una buena narración de todo lo que se haga".

Esa "narración" es mucho más que marketing político en estado puro y eso es lo que muchos pierden de vista. El emisor tiene que ser confiable y transmitir esos valores éticos que muchas veces la clase media reclama más allá de lo que esta misma clase practica a diario. Binner no es un gran comunicador, pero comunica mucho con su aura. Y eso asociado a una buena gestión en Rosario hicieron el resto. Además, siempre cultivó la imagen de equipo sin fisuras, algo que ni Kirchner y mucho menos Obeid pudieron hacer ver en sus respectivas gestiones. Pero a todo análisis le faltará esa cuota de misterio que, afortunadamente, conserva la política. Esa porción oculta que en cada ocasión revela con contundencia el poder de los pueblos en las urnas.

En síntesis, muchos peronistas se preguntan por qué se fugaron los votos que se fugaron a nivel nacional y en Santa Fe si "hicimos las cosas bien, con notoria mejoría en el nivel de vida de la gente, con más empleo, menos pobreza, más obras. Si el peronismo fue el artífice del renacer después de la debacle". Todas estas preguntas se hacen en privado. Sólo la torpeza política de un López Murphy podría llevar a alguien a decir a los cuatro vientos "no entiendo a la gente". Porque si no se entiende a la gente en política no es bueno decirlo o, en todo caso, es hora de cambiar de ramo.

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