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Domingo, 14 de agosto de 2011

OPINIóN

Sin recetas demagógicas

 Por Juan Lewis*

Los hechos por lo que falleció días pasados el joven Leandro Zini, son una tragedia para la comunidad rosarina. Este drama merece y exige que el Estado esté presente, ante todo con los más íntimos de la víctima, proveyendo a sus necesidades y canalizando sus reclamos de investigación y justicia. Una correcta atención a las necesidades de los auténticos interesados se posibilita con las herramientas creadas a partir del nuevo sistema procesal penal. Las víctimas, a diferencia de antes, ahora pueden hacer escuchar su voz como corresponde.

Curiosamente, estos reclamos no siempre coinciden con lo que se pretende señalar desde algunos medios de comunicación con una amplificación/tergiversación del problema. Las demandas del barrio en cuanto a seguridad son legítimas, fundadas y atendibles. Pero no es sensato ni eficaz, desde el Estado, responder con violencia a la violencia. Eso no quiere decir que no haya que intervenir. Pero no hay que hacerlo con recetas demagógicas. Estas servirían para aplacar momentáneamente las demandas de los más irritados, pero en absoluto para satisfacer lo que se pide: tener una seguridad preventiva eficiente y más tranquilidad en el barrio.

Una tragedia como la que nos ocupa no es el mejor marco para debatir los pormenores de un sistema de justicia penal juvenil en pleno estado de transformación y construcción legislativa. Si está claro que las respuestas represivas nunca han demostrado efectividad, no parece razonable sucumbir a las exigencias de una punición draconiana a partir de las emociones. Siguen apareciendo como más atinadas aquellas soluciones que proponen un abordaje inclusivo y educativo de los infractores, que son los únicos que posibilitan un cambio de conducta para mejor.

Creo que un buen punto de partida para reaccionar con los infractores, promoviendo su debida inclusión social a la par que respetar los intereses de las víctimas, es respetar la ley. Con una oportuna dosis de prudencia y aplomo, aún las normas que hoy existen y que hay que perfeccionar, nos permiten avanzar como sociedad en la elaboración del duelo por la muerte de Leandro, sin necesidad de extraviarnos como comunidad en la exacerbación del odio y la venganza. Sobre todo porque éstos, como respuesta al delito, ya se han demostrado inútiles.

* Secretario de Asuntos Penales. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Santa Fe.

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