La diputada nacional santafesina María del Carmen Alarcón (PJ) se comunicó en las últimas horas con la ministra de Economía Felisa Miceli, para tratar de acelerar la homologación del pedido de emergencia por sequía que oportunamente tramitó el gobierno provincial. El panorama presentado sobre el estado del norte santafesino, es realmente dramático: ya casi no quedan reservas de aguas para los animales que están muriendo en gran número en la zona de Intiyaco y Cañada Ombú, dos de la localidades más afectadas en la región de la Cuña Boscosa santafesina. Las lluvias caídas en los últimos días en Calchaquí y Reconquista no alcanzaron para mitigar el desértico paisaje. La emergencia implicaría una importante prórroga tributaria para los productores afectados de la región.

La diputada Alarcón que preside la comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara baja e integra además el Grupo Pampa Sur; dijo que "la ministra Miceli me transmitió confianza en que se cumpla el trámite faltante respecto de la emergencia para el norte santafesino", sobre todo por el interés demostrado por el Ministerio de Economía a partir de la gestión que realizó la legisladora.

"Este tema es importante para los productores agropecuarios porque se trata de una prórroga tributaria. Me comuniqué con Felisa Miceli, para saber cómo estaban los trámites y se están ocupando del tema, me respondió enseguida; incluso me llamaron dos veces", señaló Alarcón al diario El Litoral. Y agregó que "esto no le va a solucionar el problema a los productores pero les va a traer un alivio tributario. Una buena señal que dio la ministra es que firmó el acta de emergencia de enero de 2006", explicó Alarcón de declaraciones a la prensa.

Por las declaraciones de los productores ganaderos seriamente afectados, se puede evaluar el desastre que enfrenta la zona por la notable falta de lluvias. Además de los cultivos "quemados" por las altas temperaturas de este enero, cada vez son más los animales muertos que pueden divisarse en los campos de crianza en la zona de la Cuña Boscosa.

"El que pudo vender antes vendió. Y en gran medida a eso corresponde el mayor ingreso de ganado a los mercados que mantuvo frenó el incremento del precio del kilo vivo", explicó un productor del norte a este diario, pero aclaró que "eso sólo pudieron hacerlo algunos que tenían hacienda en un determinado punto de kilaje. Muchos otros que se encontraban por debajo debieron resignarse y ver cómo todos los días se le iba muriendo un animal".

Prácticamente se han agotado todos los pozos y represas naturales con agua y también los tanques construidos por los productores que ya no tienen con qué ser llenados. Apenas unos pocos criadores de ganados son los que tienen todavía algunos pozos a gran profundida de donde pueden extraer un poco de agua para dar de beber a sus animales, pero es una escasa porción de los campos que se encuentran en la zona más comprometida.