Sábado, 22 de octubre de 2016 | Hoy
UNIVERSIDAD › EL ESPECIALISTA MARTíN BECERRA ANALIZA EL PANORAMA DE LA COMUNICACIóN MASIVA
El analista, investigador y profesor universitario subrayó que las empresas atraviesan complicaciones, por el cambio de reglas del juego, que repercuten sobre los trabajadores.
Por Gonzalo J. García
Un escenario económico complicado para los medios de comunicación, que repercute en las relaciones laborales, así como la pérdida de ingresos de los medios masivos en épocas de convergencia, fueron algunos de los temas que planteó Martín Becerra en el panel especial Mediatizaciones y paradojas de la democracia, en el marco del Congreso Nacional e Internacional sobre Democracia de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Rosario. Analista de medios de comunicación, investigador y profesor universitario, doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador independiente en el Conicet, Becerra fue profesor del seminario Medios y políticas de comunicación ante la encrucijada de las tecnologías convergentes, del Doctorado en Comunicación de la UNR. También refutó que los grandes medios sean definitorios en los resultados de elecciones o desestabilización de gobiernos, y consideró que "uno de los grandes problemas históricos de la Argentina es la concentración de medios y geográfica, que hace que el resto del país sólo sea una suerte de consumidor de contenidos que producen otros".
‑-¿Cuál es su análisis del panorama del sistema de medios de la Argentina en la actualidad?
--Creo que los grandes medios de comunicación están atravesando una situación comprometida, ya que el cambio de gobierno provocó un cambio en las reglas de juego a partir de la relación que tienen estos con el Estado. Se redujo y se orientó el gasto que el Gobierno Nacional tiene en publicidad oficial, y esto en algunas provincias fue replicado. También se le agrega el impacto que tuvo la recesión económica, de la cual los medios no están ajenos. Si uno suma que el Estado retira una parte importante del financiamiento que los medios tenían y las consecuencias de la merma de la participación de la publicidad privada, obtenemos un escenario económico complicado que repercute en un deterioro de las relaciones laborales. Existen algunos grupos de medios que han gozado de una extraordinaria participación del Estado en épocas anteriores que ya no la tienen y empiezan a entrar en quiebra. A todo esto se suma la convergencia tecnológica, la cual va quitando audiencia a los medios tradicionales.
-‑En 2015 puntualizó en su último libro sobre el término "convergencia", ¿a qué se refiere con este término?
--Por convergencia se alude a la capacidad de las redes de distribuir contenidos que anteriormente se pensaban de manera separada. Por ejemplo, que se puedan mirar los contenidos de la televisión por la computadora o escuchar radio por el celular. Es decir son tecnologías que en su origen habían sido pensadas con un uso y con el tiempo fueron mutando. Con la irrupción de estas tecnologías, los medios tradicionales se dan cuenta que se pone en crisis su capacidad histórica de manejar contenidos que producían. La convergencia es una mirada que el gobierno actual populariza mucho y apuesta a generar contenidos de este tipo. También propone pensar las legislaciones teniendo en cuenta este aspecto de la comunicación actual. Según declaraciones de los funcionarios, esto podría habilitar que algunos medios tradicionales puedan dar servicio de telecomunicaciones y viceversa.
-‑Como impulsor de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, ¿cómo considera que fue la aplicación de esta regulación que surgió en 2009 y se suspendió a fines de 2015?
--La ley fue muy mal aplicada por el gobierno que la impulsó. Es decir, el propio gobierno que la propuso con un gran debate social y político, fue el principal incumplidor en muchos de los aspectos que establecía esta norma y le allanó el camino al gobierno actual para desmontar parte del articulado de esa ley, vía decreto. No cambió toda la ley, pero sí es cierto que se derogaron algunos artículos principales que se relacionaban con la concentración de la propiedad. Este es uno de los grandes problemas históricos de la Argentina, la concentración de medios y geográfica, que hace que el resto del país sólo sea una suerte de consumidor de contenidos que producen otros.
-‑¿Está de acuerdo con la idea de que los grandes medios asociados al capital económico‑financiero poseen un poder suficiente como para desestabilizar un gobierno democrático?
--No estoy de acuerdo con esa teoría, creo que cuando se producen condiciones de desestabilización de gobiernos democráticos, tanto en Argentina como en otros países de América Latina, no es sólo por la actuación de los medios. En ese proceso, es verdad que los medios juegan un papel importante, pero no son el único ni principal factor. Hay un ejemplo muy didáctico: Cristina Fernández en el 2011 fue reelegida como Presidenta de la Nación con el 54% de los votos, mientras que el segundo candidato, Hermes Binner, logró solo el 17%. Hubo 37 puntos de diferencia entre el primero y el segundo. Y esto se dio así a pesar que en los tres años previos a esta elección, el principal grupo multimediático de Argentina, Clarín, operó todos los días y a toda hora en contra de la actual ex presidenta. Lo que quiero decir es que cuando la sociedad vota, toma en cuenta también otras variables, como la economía o política, y no sólo la bajada editorial de un medio.
-‑En diputados se aprobó la Ley de Acceso a la Información Pública. ¿Cómo piensa que puede incidir?
--La incidencia no es tan importante a mi parecer. Es una buena regulación pero tengo mis diferencias. Hubiese sido mejor que el Congreso escuchara las objeciones que muchos hicimos al tratamiento de la misma. En fin, se votó, y lo importante es que por fin tenemos una ley que asegura el acceso a la información pública. Esto no altera el funcionamiento cotidiano de la democracia pero la mejora porque el ciudadano puede ahora requerirle a cualquiera de los tres poderes del Estado información de carácter público en medida que la ley se cumpla, ya que uno de los problemas que tenemos con las leyes sobre comunicación en Argentina es que muchas veces cuesta aprobarlas y luego no se ponen en práctica. Si se respeta, creo que vamos a estar en mejor situación como ciudadanos. Es un avance significativo, porque parecía que vivíamos en un escenario medieval donde el Estado no tenía que responderles a los ciudadanos qué hacía con el destino de sus recursos. Eramos uno de los cuatros países de América Latina que no teníamos una ley de este tipo. Bienvenida a la vida de los ciudadanos, pero no creo que nos cambie por el mero hecho de tenerla.
-‑¿Qué siente que lo convoquen para hablar en un Congreso sobre democracia que está organizado íntegramente por una universidad pública?
--Me siento orgulloso que haya universidades en nuestro país que sigan defendiendo la educación pública. Me pone contento que tantos jóvenes tengan ganas de escuchar, debatir y dialogar, que son unas de las tantas bases de la democracia. En el Congreso realicé un resumido análisis del estado de los medios en Argentina y el futuro de la comunicación. Estos están influidos por el factor político pero también por otro que es más amplio: Facebook, Google, y otros que se sitúan en el nivel de la distribución y capturan parte de la renta de la introducción de los contenidos a la sociedad. Doy clases con estudiantes universitarios y cuando les pregunto dónde se enteraron de una información, la mayoría me responde que fue por Facebook o Twitter. O sea que se enteran por las redes sociales que capturan contenidos que los medios tradicionales producen, y esto los pone a los últimos en un lugar de malestar y de incomodidad porque repercute en el bolsillo de los empresarios. Me parece que este tipo de actividades son las que hacen que la educación pública siga siendo determinante para la construcción de un escenario social, político y cultural.
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