Finalmente, el Ente de Transporte resolvió dejar desierta la licitación lanzada por el municipio para que los colectivos de la ciudad cuenten con rastreo satelital y una tarjeta inteligente y recargable. Por unanimidad los integrantes del Ente decidieron no adjudicar el proceso licitatorio ya que, como había anticipado Rosario/12, las dos ofertas que quedaban en pie superaban en un 80 por ciento el presupuesto oficial, fijado en ocho millones y medio de pesos. El vicepresidente del Concejo, el justicialista Osvaldo Miatello admitió que "si bien estábamos en contra de la adjudicación por lo elevado de las propuestas económicas, la medida que se adoptó termina siendo una mala noticia para los rosarinos porque se apuntaba a mejorar el servicio de transporte urbano, las frecuencias y las modalidades de cancelación de los viajes". Ahora, el Ente deberá definir el futuro del paquete tecnológico que había diseñado la intendencia para el sistema.

La definición se adoptó ayer durante la reunión del directorio del ETR que integran el radical Sebastián Bonet, Miatello en representación de la oposición y la especialista en estadística, Alicia Picco. El edil justicialista había reclamado semanas atrás una definición sobre el destino de la licitación lanzada hace casi un año.

Con el voto negativo de los tres directores del Ente se resolvió no adjudicar el proceso, rechazando las propuestas de la brasilera Metronec y la alemana Siemens, ya que ambas superaban en más de un 80 por ciento el presupuesto oficial de ocho millones 570 mil pesos.

Miatello reconoció que la decisión adoptada le dejó una sensación ambigua: "Por un lado conseguimos que primara nuestro criterio y no se avanzara la licitación ya que la diferencia con el monto oficial era muy significativo e incluso podría haber sido objeto de impugnación de los oferentes iniciales que quedaron en el camino".

"Pero al mismo tiempo ûcontinuó el concejal peronista﷓ no culminar con éxito la licitación es una mala noticia para los rosarinos porque las novedades tecnológicas que se proyectaban incorporar eran realmente importantes, novedosas. Ahora habrá que barajar y dar de nuevo. El Ente tiene facultades para poder volver a licitar o dejarlo en suspenso".

La decisión del ETR supone un duro golpe para las ambiciones del Ejecutivo de poder mejorar el servicio del transporte urbano de pasajeros. Tanto que el intendente Miguel Lifschitz cuando inauguró a principios de marzo las sesiones ordinarias del Concejo mencionó al proceso como una de las grandes apuestas para el sistema.

La idea del Ejecutivo era ir implementando la tarjeta inteligente por etapas porque suponía un cambio "muy fuerte de la tecnología que se está utilizando y de los hábitos de los usuarios". La "supertarjeta" no iba a tener una banda magnética como la actual, sino que iba a ser de plástico como las de crédito. "Será una tarjeta personalizada, con el nombre del usuario, recargable por internet y también en las sucursales del Banco Municipal, en kioscos y en los puntos de comercialización actuales", había anunciado el secretario de Servicios Públicos. En una segunda etapa se contemplaba utilizar la tarjeta para cancelar otros servicios públicos como el estacionamiento medido y los viajes en taxis.

Con la tarjeta inteligente en funcionamiento, el gobierno municipal iba a tener información precisa para fiscalizar a las empresas y a la vez instrumentar otro cambio: los trasbordos entre distintas líneas en un determinado lapso de tiempo pagando un adicional. La incorporación del GPS iba a posibilitar otras modificaciones: los usuarios podrían recibir en sus celulares información on line a través de mensajes de texto sobre la ubicación del colectivo que pretendían abordar.