La semana pasada, cuando la dirigencia política tenía más margen todavía para especulaciones y aprontes electorales; se puso en marcha una operación que a poco de andar se deshizo: Un tanto por imperio de las circunstacias la muerte del fiscal Alberto Nisman y más por la determinacion de Miguel Lifschitz que hubiera sido el principal afectado de haber prosperado. Como suele suceder en estos casos, no hay ni una sola causa ni un solo inspirador, aunque los niveles de responsabiidad sobre la maniobra quedan bien establecidos. ¿De qué se trata? En el caso de Hermes Binner de una sobrestimación de su propia imagen, y en el caso de los dirigentes del Partido Socialista que dejaron crecer la especie; un suerte de complacencia que nada tiene que envidiarle a los compañeros del Frente para la Victoria en relación a los deseos Cristina Fernández de Kirchner cuando algo se le ocurre. Alguien le dijo a Binner y él lo creyó que para asegurar el triunfo en Santa Fe, él tendría que ser el candidato a gobernador y no Lifschitz que debería volver a competir por la intendencia de Rosario.

Si al canto de sirena del algunos colabordores del ex gobernador se agrega un coro de dirigentes nacionales de las fuerzas aliadas que de ese modo se "sacan de encima" a un competidor para la integración del binomio presidencial y "apuntalan" uno de los principales distritos electorales, la cosa cerraba mejor todavía.

El tema se discutió mucho más de lo que la dirigencia reconoce y de no haber sido por la firme determinación de Lifschitz se hubiera seguido conversando.

El "esquema" era con Binner a la gobernación, Lifschitz por la intendencia, Antonio Bonfatti encabezando la lista de diputados provinciales y Mónica Fein encabezando la lista de diputados nacionales o siendo la candidata a la senaduría nacional.

¿Qué fue lo que disparó el disparate? Las encuestas que circulan y que dan adelante al cómico Miguel Del Sel, y la creencia discutible por cierto en Buenos Aires de que Binner es el dirigente con más reconocimiento en la provincia.

Las encuentas del PRO le dan una ventaja cercana a los 10 puntos a Del Sel sobre Lifschitz y no se mide todavía a nadie del PJ. Las del socialismo ubican al Midachi 3 puntos por delante de su propio candidato, pero hay que decir que Lifschitz tiene todavia un 30 por ciento de desconocmiento en general y que en algunos deparamentos del norte provincial es más la gente que no sabe quién es que la que lo conoce.

Es por eso que un encumbrado integrante del gabinete provinical le dijo a este cronista que "es un error tomar esos datos, porque por partido la diferencia es a favor nuestra, y además a Lifschitz cuando se lo emparente con la gestión los números le dan mucho mejor". Y agregó que además "falta pasar la interna y son dos campañas. No hay razones para pensar que Miguel no va a sacar ventajas", sostuvo.

Pero fueron esos números los que entusiasmaron a Binner quien a pesar de todo sigue teniendo buena imagen en la provincia y que lejos de pensar que su reaparición sería un retroceso no sólo generacional sino político, no desalentó en lo más mínimo la operación.

Fue por eso que Lifschitz que "supo esperar" su turno cuando el candidato fue Bonfatti no sólo redobló sus recorridas por la provincia sino que presentó a su compañero de fórmula, el radical Carlos Fascendini. La "respuesta" se completará el miércoles en la ciudad de Santa Fe cuando encabece un acto que ahora cobra más relieve porque su idea es no sólo anunciar formalmente el binomio sino avanzar en la lista de diputados y senadores departamentales.

Más allá de los intentos por minimizar la operación, el tema fue discutido al máximo nivel provincial, desde ya que con el propio Binner en el centro de la escena e inclusive en el gabinete muncipal a principios de la semana que terminó.

Si bien nadie se plantó frontalmente y le dijo a Binner que era desaconsejable la maniobra, está claro que no hubo consenso y que el tiempo pasa para todos, no se detiene y mucho menos retrocede.

"En otro momento no sé qué hubiera pasado", reconoció a este cronista una alta autoridad partidaria, dejando en claro que si bien el ex intendente y ex gobernador conserva una opinión de peso, no es la única y a esta altura tampoco es la más importante.

"Cada dirigente tiene su momento, y este no es el de Binner en Santa Fe, aunque sería bueno que en vez de pasar dos días en Río Negro como hizo la semana pasada, estuviera en Rafaela o Venado Tuerto, apuntalando la estrategia del partido", dijo un integrante del gobierno provincial, que ubica la "operacion" fuera del PS y la atribuye a sectores del FA-Unen que "quieren cerrar con el PRO en la idea de polarizar Mauricio Macri versus oficialismo, y nosotros no queremos esa junta".

Como fuere, la hipótesis se planteó y lejos de desalentarla el propio Binner quien apareció fotografiado sonriente en las revistas playeras estuvo un par de días en los que se imaginó otra vez en la Casa Gris.

Al parecer no será así y una buena oportunidad para despejar las dudas sería el miércoles en la capital provincial, levantándole el brazo derecho a Lifschitz y dejándole el izquierdo a Bonfatti para que haga lo mismo. Todos sonreiran y será la foto de los diarios de la región.

"Lo que no mata fortalece", le escucharon decir a Lifschitz que le adelantó a su grupo más cercano que "ahora más que nunca el peso de la campaña recaerá sobre el trabajo que hagamos". Habrá que ver si el vaticinio de Friederich Nietzche se hace realidad en esta oportunidad.