A dos meses de la muerte de Alejandro Ponce, en el río Paraná, tras una persecución policial contra él y su hermano, su familia se movilizó para pedir respuestas al fiscal Miguel Moreno. "En todo este tiempo no supe nada del caso; y los policías que lo dejaron morir ahogado están libres", dijo Mirta, la madre de los jóvenes que el 2 de noviembre fueron corridos en la barranca de la zona de los silos Davis, acusados de un hecho de robo. "¿Cómo no le van a alcanzar un palo para sacarlo del agua y poder llevarselo? Le decían `morite'", agregó Ana, tía de la víctima. El hermano del fallecido fue imputado por robarle a una parejita que caminaba por el parque.

Si bien varios testimonios apuntan al arrebato de un celular y una billetera, la familia de los jóvenes dice que ambos estaban pescando. En ese sentido, cuando el fiscal inició la investigación negó la versión familiar; pero para su madre no están claras las circunstancias de la muerte, ya que hay personas que "están amenazadas, porque vieron lo que pasó realmente: chicos que cuidan autos en la zona y otros que quisieron tirarse a sacarlo del agua, fueron advertidos por los policías de lo que les pasaría si lo hacían", expresó Mirta, quien relató que tres policías, uno con el arma desenfundada, los increparon y ante esa situación, los hermanos se arrojaron al río. Alejandro no sabía nadar.

Los familiares estuvieron acompañados por integrantes de la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud, y por el defensor público Gabriel Ganón. "Queremos presentarnos como querellantes con Ganón, porque sino la causa no va a avanzar: el fiscal tira para el lado de la policía", fustigó la mujer.

Alejandro Ponce tenía 23 años, y según relata su hermano, testigo del hecho, se encontraban juntos pescando en la zona de los silos Davis cuando un grupo de policías los comenzó a perseguir. Ambos se tiraron al río para resguardarse y comenzaron a recibir piedrazos por parte de los agentes. Su hermano pudo salir del agua aunque con heridas cortantes en su cabeza, pero Alejandro no volvió a ser visto. Apareció cuatro días después sin vida flotando en el río Paraná.