Jueves, 28 de septiembre de 2006 | Hoy
CIUDAD › 01/11/1998
Por Guillermo Lanfranco
Primero fueron necesarios tres camiones Fiat, que salieron en caravana desde la Fábrica Militar Domingo Matheu de Rosario hacia el destino prefijado por las autoridades de Fabricaciones Militares (FM). Llevaban 4000 fusiles automáticos livianos--FAL ("con la numeración adjunta"), 8000 cargadores, 4000 llenadores de cargadores y 4000 correas. En Buenos Aires, los esperaba ansiosamente Teresa Hortensia de Canterino, jefa de Comercio Exterior y Abastecimiento de FM. El segundo envío partió cinco días después, esta vez con 1000 FAL y también sus cargadores, llenadores y correas. La suma de los cargamentos se corresponde exactamente con la cantidad de armas que voló a Ecuador como parte del cargamento vendido ilegalmente a ese país en medio de un conflicto limítrofe con Perú. Por si estos datos no fueran suficientes, en el papelerío de transporte quedaron registradas las fechas: el primer envío salió el 15 de febrero de 1995 de la Matheu, llegó el 16 a Buenos Aires y partió hacia Guayaquil el 17 en un vuelo de Fine Airlines. El segundo cruzó el portón de la fábrica de Ovidio Lagos 5250 el 21, y el 22 ya estaba en el aire.
Todos estos elementos --a los que tuvo acceso este diario-- permiten confirmar el rol que jugó la fábrica Matheu, cuando todavía se encontraba en actividad, dentro de toda la operatoria montada por las autoridades de Fabricaciones Militares --encabezada entonces por Luis Sarlenga-- para cerrar la operación de contrabando de armamento a Ecuador.
Como reveló Página/12, el ex establecimiento fabril militar fue partícipe necesario en un capítulo previo de la operación. En octubre de 1994, el director de la Matheu, teniente coronel Raúl Andrés Ara, ordenaba la "modificación de 5.000 FALs (borrado de leyendas y posterior grabado según indicaciones)". La operación debía realizarse con mucho apuro ("15 días corridos a partir de recibido el primer lote de 1000 unidades"). Las armas provenían del Batallón de Arsenales de Fray Luis Beltrán, dependiente del Ejército.
La tarea de "borrado de las leyendas" se llevó a cabo de acuerdo a lo solicitado por las autoridades de Fabricaciones Militares, pero "la indicación para un nuevo grabado nunca llegó", confirmó a este diario uno de los directivos de la planta. A los fusiles solo les quedó el número de serie, que es imposible de suprimir. Las armas ya habían sido repotenciadas y sometidas a infinidad de pruebas de tiro, que garantizaban su calidad.
Las directivas llegaron meses después, cuando desde Buenos Aires se dio la orden de embalar los FAL para transportarlos en "modo aéreo". Es decir, cuidadosamente protegidos en cajas de telgopor, en pilas de seis armas. En febrero todo estaba listo para poner en marcha una operación que en la fábrica Matheu se vivía con gran satisfacción. "Cargamos las armas en los camiones bajo la lluvia, terminamos todos empapados pero contentos, porque era un signo de que había trabajo", indicó un protagonista de ese día de 1995.
-¿Nadie sabía aquí a dónde iban los cargamentos?
-Imposible saberlo, a la fábrica no le interesaba, porque recibía órdenes de la dirección de Fabricaciones Militares. Aquí el proceso fue transparente, en realidad fuimos engañados sobre el destino final de las armas-, señaló el ex funcionario local de la Matheu.
El 15 de febrero las armas parten de Rosario a bordo de tres camiones Fiat. El remito Nº 2447 tiene como destino DGFM (Dirección General de Fabricaciones Militares) en su sede de Cabildo 65. En realidad, los 4000 FAL terminaron en Ezeiza. Firma la recepción del cargamento Teresa de Canterino. El remito Nº 2459, con el millar restante, tuvo el mismo final. Los documentos comprometen aun más a la ex jefa de Comercio Exterior y Abastecimiento de FM, que figura en la lista de indagatorias prevista por la justicia por el contrabando de armas. Canterino no solo se encargaba de recibir los cargamentos, sino también de contratar el transporte y de ubicar los depósitos de tránsito de las armas, previo al embarque hacia su oscuro destino.
Aún con Carlos Menem en punto máximo de su reinado, cuando se publicó esta nota en Rosario/12 pocos podían predecir lo que pasaría dos años después, cuando el juez Jorge Urso -renunciado este mismo mes- ordenó la prisión preventiva del ex Presidente. En la causa estaba probado que las armas fueron a Croacia y Ecuador, que lo hicieron bajo el amparo de decretos presidenciales secretos que sostenían que el destino debía ser Panamá y Venezuela. También que de los cerca de 100 millones de dólares que pagaron los compradores a las arcas estatales ingresaron tan sólo unos 40 millones. Claro que el fallo fue convenientemente revisado por la Corte Suprema de Julio Nazareno y mayoría automática, para dejar libre de culpa y cargo al riojano. Así todo, Rosario tuvo su capítulo en esa historia, con sede en el predio que ahora ocupa la Jefatura de Policía. (G.L.)
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