Debe ser muy riesgoso para alguien que ha superado las expectativas del éxito que se puede lograr en una ciudad como Rosario, retornar con un nuevo espectáculo. Mucho más riesgoso es atreverse a dar un paso más y no repetirse, no engolosinarse con un espectador cautivo que siempre va a anclarse en la nostalgia y exigirá "más de lo mismo". Cómo no aprovechar el arsenal de personajes que garantizan una continuidad embriagante como la de "Solo como una perra" y repetir el éxito que nunca termina de despedirse.

Pero los creativos como Juan Pablo Geretto no pueden repetirse sin traicionarse, en todo caso experimentar con un espectáculo nuevo es hilvanar máscaras reconocidas con otras por conocer.

A falta de una sala mediana y el clima más íntimo para que pudieran deambular sin pudor sus "Muñecas rotas", está el aprovechamiento de un espacio que maneja a su antojo y en el que se atreve a provocar a su público "Como quien oye llover".

Siempre impulsado por el arsenal de recuerdos de su infancia y adolescencia, siempre pintando las costumbres de su aldea para tratar de ser universal. Un intento por acercarse más a una estética teatral, un desafío que lleva las inconfundibles marcas de esa hacedora de sueños teatrales que es Chiqui González y la mirada inteligente de Rolando Logiúdice. Un equipo que trabaja para elevar la apuesta, un experimento íntimo en el marco de una sala comercial como es la del Broadway que se sigue atreviendo a desafiar otra temporada veraniega con el refrescante talento de Juan Pablo.