La investigación realizada por Sandra Gerlero, Cecilia Augsburger, Cecilia Moyano y Silvina Galende apunta a involucrar no sólo a los sectores de la Salud Pública. "El análisis de las determinantes sociales lleva la cuestión más allá de los servicios de salud, y apela a otros sectores responsables de políticas públicas", agregó Augsburger, para enumerar algunos aspectos, como la escolaridad, los servicios sanitarios y las políticas de empleo.

En la investigación lo expresan de manera más académica, aunque no menos contundente. "El análisis de la mortalidad infantil según causas básicas, la magnitud de las muertes 'reducibles' y su caracterización neo y post neo-natal puede brindar información útil para discernir en qué medida la responsabilidad corresponde a intervenciones del sector salud, y cuáles acciones involucran a otros sectores requiriendo la participación intersectorial en el diseño de las políticas sociales. El conocimiento de los modos diferenciales de mortalidad infantil puede contribuir a una mayor conciencia crítica sobre las necesidades de transformaciones tanto en los desarrollos de políticas sociales como en el campo de las intervenciones de la salud pública".

Y si bien muchas de las variables que hacen a las condiciones de vida exceden a la capacidad de respuesta del municipio, conocer ese impacto también permite al gobierno de la ciudad establecer prioridades. "Aún atendiendo a la reconocida heterogeneidad en las condiciones de vida de la población del municipio, es posible reducir las desigualdades en salud mediante acciones efectivas que atiendan a los grupos y a las comunidades más desfavorecidas -dice el trabajo-. Conocer la distribución y las variaciones de la mortalidad de los menores de un año es un esfuerzo imprescindible para la implementación de políticas compensatorias y la planificación de acciones particulares que tengan por misión explícita contribuir a la reducción de las desigualdades sanitarias y su expresión en términos de inequidad".