Sábado, 26 de diciembre de 2009 | Hoy
PD
cartas a [email protected]
El tema es que les quería comentar que tengo un blog (http://www.yo—adolescen te.com.ar) que en realidad es un e-book llamado “Yo, adolescente. Memorias de mis 16”, que relata la historia de un chico de esa edad. Hasta ahí todo normal. Lo que pasa es que la trama está basada en la (des)orientación sexual que le ocurre al protagonista en la mitad del libro y hasta el día de hoy nunca me lo había puesto a pensar, pero jamás de los jamases recibí un comentario negativo, agresivo o discriminador por el giro que tomó la historia desde el momento en que se da cuenta de que está enamorándose de su mejor amigo. La mayoría de los que leen están en el rango de estudiantes de secundaria (aunque hay también mucha gente grande, desde padres de esos mismos chicos hasta contemporáneos míos que siguen la historia desde que comenzó por fotolog allá por 2006, cuando a Cumbio recién le instalaban dial-up más o menos) y es muy loco que un proyecto independiente, que se mantiene gracias al boca en boca, haya llegado a los 10 mil fans en Facebook. Pero, más allá de esos números que no significan nada, quiero resaltar el hecho de que siempre hablamos de discriminación y gente cerrada, y capaz estaría bueno darle otro ángulo y mostrar que la generación que viene va a terminar tapando todas las opiniones sin fundamentos de los adultos de hoy. No sé, me agarró como una reflexión esperanzadora (casi hippie diría). Más allá de que aparecer en el suplemento me serviría muchísimo como publicidad (como dije, es a puro pulmón todo), quería compartir esto que se me ocurrió hoy, no sé, me había arrancado una sonrisa este pensamiento. Les mando un abrazo a cada uno de los que laburan ahí.
Saludos.
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