Viernes, 11 de febrero de 2011 | Hoy
A LA VISTA
La Federación argentina LGBT y la Asociación de Travestis Transexuales y transgéneros acaban de presentar una guía para comunicadores y comunicadoras para hablar con propiedad cuando se refieren a personas trans. Ahora que está cada vez más cerca la ley de identidad de género, estaría fantástico llamar a las personas por su nombre.
No vaya a ser que hecha la ley, el discurso se siga quedando atrás. No vaya a ser que mientras las personas trans de este país, primero en cuentagotas y luego por una ley que probablemente se apruebe este año, vayan teniendo su documento de identidad, los medios de comunicación, la gente por la calle y algún otro distraídx sigan diciendo que “el travesti parecía una mujer” o que la “marimacho llamada Juan es una mujer que se convirtió en varón”. Sí, queridos distraídxs, éstas son atrocidades, tan injustas y violentas como otras a las que son sometidas las personas trans y que cada tanto también salen en los diarios, en general en las páginas de policiales. Por eso resulta muy oportuno este cuadernillo que apunta a la dignidad en el lenguaje. El texto, para empezar, explica que “una persona trans –expresión que abarca a travestis, transexuales y transgéneros– es aquella que se identifica, siente y/o expresa un género diferente al que le ha sido asignado desde su nacimiento”. Luego de este punto de partida, responde contundente a la presunción frecuente de que algo anormal hay en todo esto, que las personas transexuales están enfermas: “En nuestro país, la recientemente promulgada Ley Nacional de Salud Mental –Nº 26.657– en su artículo 3º prohíbe expresamente diagnosticar en el campo de la salud mental ningún tipo de dolencia basada exclusivamente en la “elección o identidad sexual”. Además, sigue el mataburros, “es un hecho indiscutible de que hoy las personas transexuales no viven su condición como falla o falta sino en el marco al derecho humano de ser quien uno es”. La necesidad de despatologización aparece clara y necesaria en estas páginas. El manual incluye los pasos para acceder al cambio de datos registrales y para la reasignación de sexo. Un apartado final, a modo de glosario, define una serie de conceptos como orientación sexual, sexo, género, trans, que hoy parecen brasa caliente en las manos de muchos comunicadores y comunicadoras pero que con la ayuda de todxs tendrán que dejar de arder y doler.
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