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Viernes, 18 de abril de 2008

GLTTBI

La coartada

 Por Alicia Grillo*

Lo inolvidable fue la sensación en la mejilla, alrededor de los labios, incluso en la nariz. Nunca le había dado un beso a una mujer, así, con la boca abierta, repitiendo los mismos gestos que tan bien había aprendido con los hombres. No sé por qué, no recuerdo tampoco, antes de aquella primera vez, haber tenido deseo alguno. Siempre me habían calentado los tipos, hay algo sucio en su cuerpo, algo áspero, algo que duele, algo contra lo que me gustaba golpearme. De hecho, ir a ese lugar swinger –ni siquiera tenía muy claro lo que era– formaba parte de esa encantadora manera de sufrir que me hacía suspirar. Quería ver de qué se trataba –creía– ver al chongo que duerme cada noche en tu cama cogiendo con otra mina. Quería saber qué iba a decir él si lo miraba a los ojos, como pretendía, mientras me cogían de atrás. Quería saber si sería capaz de cualquiera, al menos de una de esas cosas. ¿Y dónde iba a suceder todo eso? ¿No era una disco como cualquier otra a la que íbamos? Era y no era. Era un lugar con barra y música de fiesta de casamiento. Un sitio donde la bebida preferida era un champán del que nunca pude ver la marca. Una pista con una escalera que llevaba a lo que entonces se llamaba “reservado” –al menos hace diez años y en el mundo mayormente hétero–. Oscuro como cualquier túnel, la penumbra alcanzaba para distinguir una porno nacional con muchas chicas franeleando y muchos tipos haciéndose la paja. Me senté a un costado, para verlos mejor. Perdí de vista al que era mi chico y entonces, sola frente a mis circunstancias, me metí en el enjambre. Siento campanitas, pensé, después del primer beso de esa chica que –lástima– olía a Impulse. Qué suave, qué ganas de refregarme, otra vez y otra vez y saber que después no me ardería el roce. Qué blando, qué mojado, qué hondo. Qué fácil fue mirar lo que hacía mi chico. Qué fácil decir quiero volver, hacé lo que quieras, yo estoy bien. Yo estoy muy bien. Ahora que el mundo se ha expandido, estoy mejor. Aun dentro del armario, para una chica bisexual siempre habrá un bar swinger donde pasar desapercibida.

* Pediatra.

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