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Viernes, 18 de abril de 2008

CINE

Cruce de pasiones

Ahora que Charlton Heston descansa en paz, se puede volver a revelar el secreto oculto en Ben-Hur sin miedo a que saque su fusil.

 Por Mariana Enriquez

Nunca quiso reconocerlo, y se enfureció cuando Gore Vidal, con su habitual filosa ironía, lo contó en el documental sobre Hollywood y la temática gay llamado The Celluloid Closet (1995).

Estamos hablando de Charlton Heston, el actor que murió hace unos diez días, el hombre que fue Moisés, el anciano terrible que como presidente de la Asociación Nacional del Rifle se convirtió en la cara de la violencia irracional en el interior de los Estados Unidos. Y estamos hablando de Ben-Hur, la épica dirigida por William Wyler que Heston protagonizó en 1959. En ese entonces, Gore Vidal (autor de clásicos como La ciudad y el pilar de sal y Myra Breckinridge) era guionista contratado por la MGM. William Wyler requirió sus servicios porque el guión de Ben Hur, que debía servir para las tres horas de película, se le caía a pedazos, no le gustaba. Y cuenta Vidal: “En aquella época, uno se volvía muy bueno proyectando subtextos. Ben Hur es el mejor ejemplo que me tocó vivir. Las motivaciones del odio entre Messala y Ben-Hur no resultaban suficientes. El director William Wyler me preguntó ‘¿qué vas a hacer?’. Le respondí: ‘Dejame intentar algo. Digamos que estos tipos tenían 15 o 16 años la última vez que se vieron. Fueron amantes y ahora se reencuentran y el romano, Messala, interpretado por Stephen Boyd, quiere empezar de nuevo la relación’. Willie se me quedó mirando fijo, pálido. Le dije: ‘Bueno, nunca voy a usar la palabra, nada será obvio, pero quedará perfectamente claro que Messala está enamorado de Ben-Hur’. Wyler, por supuesto, siguió teniendo sus dudas. Pero después de reflexionar, aceptó. Con un plan, eso sí. Y dijo, según el relato de Vidal: ‘No hables de esto con nadie. Solamente con Stephen Boyd. A él contale. No le digas nada a Heston, porque Chuck se nos va a desmoronar si se entera’. Así lo hicimos. Y se puede ver claramente que Boyd está actuando el enamoramiento, ¡hay miradas tan obvias! Heston no tiene ni idea”.

Ahora se entienden, y se ven diferente, escenas como la del lanzamiento de las jabalinas en privado, los abrazos en los que se dicen “después de todos estos años seguimos estando cerca, en todo sentido”, o ese brindis con las copas ¡y los brazotes entrecruzados! Pero a Heston no le gustó nada que Vidal revelara el subtexto de Ben-Hur, y dijo públicamente que el escritor mentía, que no había tenido nada que ver con la versión final de la película (Vidal no aparece en los créditos de Ben-Hur: aceptó escribirla a condición de que la MGM lo liberara de su contrato; además, una normativa interna de aquella época establecía que sólo se le daba crédito al guionista original —Karl Tunberg— y que no habría nombre en pantalla para quien hiciera una eventual reescritura). Vidal contestó mostrando la biografía de Heston An Actor’s Life, publicada en 1978, donde él mismo afirma que Vidal escribió la versión final. Una lástima que Heston haya desaprovechado otra oportunidad de redimirse, aunque sólo fuera un poquito. Pero no. En los actos de la NRA que presidía en su vejez, solía gritar que al rifle sólo se lo iban a sacar ‘sobre su cadáver’. Finalmente, ahora está desarmado.

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