Viernes, 27 de junio de 2014 | Hoy
El caso de una niña salteña, hija de un hombre y una mujer trans y nacida antes de la Ley de Identidad de Género, sentó precedente a nivel nacional. Se rectificaron los nombres de sus padres en su partida sin recurrir a una acción judicial.
El año pasado llegaron al living de Susana un hombre embarazado y su novia trans. No vale la pena detenerse en la mirada desencajada de Susana Giménez frente a lo que seguramente consideró un nuevo episodio de su circo freak. Alexis Taborda y Karen Bruselario se sentaron frente a la cámara y, mientras respondían las preguntas, reproducían muchos de los clisés de la binariedad: la idea de matar la identidad anterior o el mérito de no parecer trans. Para coronar la puesta, la prueba de fuego para los incrédulos: ¡la ecografía! En agosto del año pasado, esta pareja era presentada en varios medios como la primera familia trans en tener un bebé “de modo natural”, con mucho del morbo de siempre y de una recientemente descubierta plusvalía con la que la transexualidad se exhibe en las pantallas. Fuera de cámara y con una historia transcurrida en parte al margen de la ley, Oriana Lagoria (27) y Alan Guerrero (24) se reían un poco de la “primicia” de Susana, pero también se alegraban de que la nena de esta otra pareja no padecería los mismos obstáculos legales que ellos. Ambos son de Salta Capital y están juntos desde hace siete años. Ivanka, la hija de ambos, tiene tres. Esta semana consiguieron un reconocimiento que sienta precedente en la Argentina. En la partida de Ivanka, nacida antes de que pudieran cambiar sus documentos, los padres figuraban con sus nombre anteriores. “Hace un tiempo viajamos al sur y no nos querían dejar cruzar a Chile porque se pensaban que nos habíamos robado a la nena. Tampoco nos dejaban inscribirla en la obra social ni el jardín. Es estúpido que en la partida de la nena figuraran los nombres de dos personas que no existen más ante el Estado con esos nombres.” La partida pudo ser rectificada de forma administrativa, sin recurrir a la vía legal.
Oriana: Yo era amiga de su hermana, también travesti. Nos veíamos en un boliche del ambiente y empezamos a engancharnos, luego a vivir juntos. Ninguno de los dos tenía trabajo estable cuando nos conocimos. El hacía changas. Recién cuando consiguió trabajo fijo empezamos a hablar de armar una familia.
Alan: Tuve dos relaciones largas. El resto, idas y venidas. Siempre salí con mujeres heterosexuales o lesbianas. Es una locura la discriminación interna acá. Tal vez en una provincia tan conservadora ese pensamiento de cabeza cerrada les llega a todos, también a los hombres trans. Cuando empecé a salir con Oriana se armó revuelo con mis amigos. No me querían invitar más a jugar al fútbol. Me bardeaban. Me decían cosas como “no puedo creer que estés con un puto”.
Oriana: Siempre salí con hombres heterosexuales. A él siempre lo vi como un hombre. La gente es muy morbosa. Todos se imaginan que tenemos sexo del modo heterosexual, es decir, yo como hombre y él como mujer. Y eso no es así. A Ivanka la tuvimos naturalmente pero ésa fue una de las pocas veces que lo hicimos así. Nuestras relaciones no son así generalmente, y éste es justamente el punto que más problemas de pareja nos trae.
Oriana: Nuestro sexo está limitado por esta razón. Yo prefiero un rol más pasivo. Si yo tuviera una vagina sería muchísimo más lindo para los dos. Y él podría tener un sexo más parecido al lésbico, que es a lo que está acostumbrado.
Oriana: Es lo que más quiero, pero en los hospitales de acá te dicen que no hay especialistas. Hace varios años pensé en operarme con un doctor, en Buenos Aires. Hice una consulta. Tenía que hacerme un montón de estudios y recién ahí entraba a una lista de espera. Significaba viajar muchas veces a Buenos Aires. Tal vez a la plata de la operación, haciendo una vaquita entre la familia de él y la mía, la juntaba, pero pagar todos esos viajes era imposible.
Alan: Tuvimos algo raro: el apoyo incondicional de nuestras familias, tanto en el afecto como en lo económico. Pude atravesar el embarazo sin trabajar. Estar embarazado fue incómodo. No fue planeado sino medio de sorpresa. Nosotros no somos de tener ese tipo de relaciones sexuales sino más bien de hacer otras cosas, pero esa vez se dio así, sumado a que nunca me hormonicé, entonces quedé embarazado. No planeábamos que fuera en ese momento pero sí queríamos tener hijos. Tuve suerte y durante el embarazo me encontré con una obstetra de mente abierta. Me ayudó a que en el hospital me dejaran pedir el turno sólo con mi apellido, porque en ese momento tenía el nombre viejo.
Oriana: Muchos se horrorizaron con la idea de que tuviéramos una hija. Incluso gays y lesbianas que te dicen “cómo le van a explicar”, “van a confundir a la criatura”. Ya no discutimos más con gente que tiene el mismo concepto de familia que el diputado Olmedo. Tenemos lo que se llama una familia muy tradicional. El trabaja de mucamo en un conocido hotel y yo hago las cosas de la casa, un poco porque quiero y otro poco porque para él es mucho más fácil conseguir trabajo. Pasa medio inadvertido. En mi caso, escuchan mi voz y ya no me contratan. Ivanka nos dice a mí “mamá” y a él “papá”. Nos manejamos con la verdad y le hemos ido explicando, de manera acorde con su edad, qué es la transexualidad y que sus padres somos trans. Es muy loco porque somos, al mismo tiempo, una familia tradicional y una familia del futuro.
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