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Walter García, capitán de la SAFG (Selección Argentina de Fútbol Gay), que no será la Selección sino un equipo más, pero nos representa muy bien, de chico jugó en las inferiores de Arsenal e Independiente. Dejó para estudiar Administración de empresas, pero nunca abandonó su pasión, y así fue que formó el equipo con el que obtuvo el trofeo del 2008, en Inglaterra, donde salieron subcampeones y primer equipo campeón sudamericano. Fueron campeones en Chile trayendo la Copa Hermandad de los Pueblos. En el 2010 campeones olímpicos en Alemania, del Mundo en México 2012, y ahora viajan a Estados Unidos para sostener la medalla de oro en los Gay Games de Cleveland, y nada más y nada menos que con el apoyo de la AFA.

¿Jugabas al fútbol cuando eras chico?

—Sí. Me crié en Wilde y jugaba en una cancha cerca de casa. Había un club con cancha de 11 que tenía su escuela.

¿Cómo era el tema gay cuando jugabas con chicos de tu edad? Supongo que la mayoría eran pakis?

—Lo veía como un juego. El mirarse... Lo sexual era un juego, pero inocente. Cuando crecés vas entendiendo que lo que para otros era un juego y nada más, para uno es una atracción permanente...

¿Cómo son las Olimpíadas de los Gay Games?

—Son cada 4 años. Se lucha contra la discriminación, a favor de la integración. Compiten 64 países. En fútbol participamos 30 equipos divididos en profesionales y amateurs. Y somos el único equipo que viaja desde Argentina. En Alemania encontramos gente que viajaba sola, tenistas por ejemplo, y les abrimos los brazos para que salgamos todos juntos, como unidad, representando a nuestro país.

¿Cómo fue la alianza que hicieron con la AFA, de la mano de la CHA?

—Para nosotros la CHA fue nuestra guía desde el 2007, porque estar en lo deportivo también es estar en lo político. Vimos a Grondona de pasada. Pasó algo maravilloso, porque nos llegó la noticia de que nos íbamos a reunir con él, que era una figura emblemática de aquéllas... Ellos nos apoyan en todo, reconociendo al equipo como uno que representa a la Argentina. Nos ayudaron con la parte de indumentaria, y ahora vamos a empezar a entrenar en el predio de la AFA. Nos emocionó que nos abrieran la puerta. Nos dijeron que a partir de ahora somos parte de la AFA y que ésa es nuestra casa.

¿Qué llevó a que se diera este cambio? Porque sabemos que hay mucho puto en el fútbol, pero mucho puto tapado. Se hace, pero no se dice... quizá como parte de un juego homoerótico que erotiza, pero también hay mucho prejuicio por parte de los que no juegan ese juego, ¿no?

—El hecho de que la AFA nos haga sentir que ésa es nuestra casa es una medalla más, pero no sólo para nuestro equipo, sino para todos los equipos gays que están naciendo, para las pequeñas ligas de donde nosotros sacamos jugadores, para los chicos que son adolescentes que están viviendo otra realidad. Es un cambio muy importante. Nosotrxs, desde hace mucho tiempo, con respeto y con los triunfos, venimos abriendo algo. Cuando fuimos a Inglaterra vimos que tienen un departamento de policías gay. Venían a custodiarnos policías gays. Era genial. Era divertido; ése es el mundo que yo quiero.

¿No se vuelve una carga que los pongan en un lugar de ideal, de ejemplo a seguir? ¿Hay lugar para que loqueen?

—Todo lo contrario.

¿Qué, van a jugar con tacos ahora?

—No, porque no vamos a poder correr, pero sería buenísimo... Cuando sentís que vas en el camino correcto te vas aflojando, y algunas cosas ya no te importan; básicamente cómo te miren los demás. Ahora hay pibes nuevos, sangre nueva, y la rigidez con la que nos manejábamos antes ya no es tan grande. Tenemos algunos permisos ahora, con los chistes.

¿Por ejemplo?

—No sé, es que son tantos. Nuestro lema es claro: No a la discriminación, por eso incluimos dentro del equipo a jugadores que son heterosexuales. No les estamos preguntando eso, pero un amigo trae a otro, y así. Eso hace que sea un grupo.

No discriminan a los héteros que juegan bien... Pero, ¿hay travestis en el equipo?

—Lo divertido de esto es que los héteros loquean más que nosotrxs, hasta se depilan. Se armó un grupo re lindo. Antes los héteros mantenían una línea de heterosexuales. Hoy somos una familia, donde todos somos iguales, no hay división en cuanto a la elección sexual. Travestis no, no, pero porque no se nos acercaron.

Mirá que después de esta nota podrían llamar para probarse... Conozco un par que juegan muy bien, incluso unx, cuando se vestía de hombre, jugaba en Defensores de Junín, como jugador profesional. ¿Las aceptarían o romperían la imagen de machos alfa?

(Risas.) Sí, para el próximo mundial. No a la discriminación es nuestro lema. En el 2012 jugaba en México una travesti para la liga masculina. Nunca se nos acercó una travesti porque nuestro grupo trae a deportistas y jugadores que son jugadores.

Mirá que hay travestis deportistas.

—Nuestro equipo está abierto a todo. Me escribe todo el tiempo gente que quieren participar, pero al momento de entrenar no viene, se asusta. Sabe que somos un equipo competitivo, no recreativo... Todos somos amigos, pero si alguien tiene que quedar afuera porque hay otro jugador de mejor nivel, tenés que quedar afuera; es el lema del equipo.

¿Cómo es la prueba para que entre un candidato al equipo?

—Viene y le preguntamos de qué juega. Entrenamos martes y jueves 30 jugadores en una cancha de 11, en Belgrano. Y jugamos. Si queda, queda...

¿Cuáles son sus metas?

—Siempre tuve tres. Una era viajar como delegación, todos juntos, con la camiseta, como si fuésemos la selección. Este año lo logramos, viajamos todos por Delta, en el mismo avión. Somos 20 y hay muchos que nunca salieron del país, viajan pibes que nunca pisaron un avión. La otra era ser reconocidos por la AFA y entrenar en el predio de la AFA, con los grandes. Un sueño... La otra, que todavía no logramos, es poner un jugador de nuestra división en la liga profesional. Por supuesto que tenemos la gente, pibes de 18 años que la rompen. Pero es una decisión política y hay un trabajo muy fuerte de la FIFA para que esto empiece a suceder.