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Viernes, 13 de noviembre de 2015

CAMARA CRUDA

Martin Sorrondeguy, el legendario vocalista uruguayo de Los Crudos y Limp Wrist, llega a Buenos Aires para presentar En busca de algo más, un libro de fotos sobre la diversidad en el under musical. Aquí, sus impresiones sobre los lazos contraculturales que unen a la comunidad lgbti con parte de la escena punk.

 Por Alejandro Dramis

A mediados de los 80 la escena punk vio nacer una subcultura autodenominada queercore, referida a pequeñas bandas que cantaban canciones de protesta cortas, gritonas, rápidas y distorsionadas que le sumaban al punk la faltante reivindicación de la disidencia sexual. Con un desfile de músicxs desnudxs o en jockstraps y bombachas, besos, pajas y manotazos en los escenarios y el pogo –meca y caldo de cultivo del homoerotismo sudado – el queercore supuso la instauración de una suerte de orgía musical de tres acordes acompañados por el levante, la bronca y la excitación dentro los recitales. Un puñado de bandas hicieron lo suyo para darle continuidad a una escena que crecía tanto como los bultos en los pantalones achupinados. Martin Sorrondeguy, robusto, peludo, sensual es el vocalista de dos de las más emblemáticas bandas de la movida: Los Crudos primero, con la que salió públicamente del closet y Limp Wrist con la que acentuó los reclamos por derechos sociales igualitarios y contra la violencia la violencia que se hallaba puertas adentro de las comunidades de punks y minorías sexuales. Uruguayo de nacimiento pero tempranamente mudado a los Estados Unidos junto a su familia, supo desde su constante no-pertenecer-a-ningún-lugar forjar su propio camino y, además de apretar fuerte los micrófonos, los bultos y disfrutar de los manotazos del público, empuñó con garra sus cámaras de video y de fotos, con las cuales filmó documentales que visibilizaron la lucha contra la violencia y la marginalidad en una escena musical desconocida por la mayoría, denunció la hipocresía de cierta rebeldía juvenil de mercado y apta para todo consumo, y capturó también los instantes que reflejaban la libre expresión de personas que buscaban su libertad en los espacios alejados de los circuitos glamorosos y los estribillos pegadizos, no solo de los Estados Unidos sino también de otras regiones del planeta que conoció a través de las giras que realizó al frente de sus bandas. En ese contexto nació En busca de algo más, archivo de imágenes que viene a presentar en el marco de la IV Feria del libro punk & derivadxs, un libro de fotos que documenta los momentos y las situaciones más vitales y energéticas de la diversidad en sus más variadas expresiones: sexuales, raciales, gestuales, etarias, geográficas y tantas otras formas presentes en conciertos y situaciones cotidianas. Los Crudos y Limp Wrist, con Sorrondeguy a la cabeza, se convirtieron en una referencia ineludible para muchxs jóvenes de todo el mundo que encontraban en sus letras y en su actitud lo que nadie se animaba a decir a viva voz.

¿Por qué En busca de algo más?

–Nuevos sonidos, nuevas bandas, nueva política, nuevas ideas. No quiero parar. Ya tengo 30 años en el punk y sigo adelante. El libro refleja el camino en el que yo ando, retratos y lugares que he visitado, momentos que capturo con mi cámara, conocer gente y documentar esos encuentros.

¿Cómo se suma el libro a la música y a la filosofía de Los Crudos y Limp Wrist?

–Es difícil, porque acá estamos tratando con imágenes estáticas, usando la fotografía como medio, y sé que siempre es más fácil hablar de temas de diversidad o disidencia sexual en una película o un video, pero en las imágenes se pueden encontrar detalles. Los más obvios son los de personas que están jugando con la identidad masculino/femenino. Pero creo que cuando estamos hablando de esos temas aparecen códigos, y una persona que está en esta movida y en este mundo levanta esos detalles cuando mira algo.

Casi como un homenaje al nombre de una de sus bandas, las imágenes tomadas por la cámara de Sorrondeguy destilan crudeza y excitación: la lente enfocada como un arma contra todo estereotipo, el foco sobre la belleza marginal, las historias y las posturas quebradas (como las muñecas que dan nombre a su otra banda) y los instantes que permiten hacer zoom en los múltiples reflejos de una diversidad no edulcorada ni colorida, junto a los desbordados gritos de felicidad y la furia musical de lxs allí presentes. Un libro de lenguas y lenguajes que se unen para completarse con trabajos anteriores, como su documental Beyond the Screams, una investigación cinematográfica sobre la identidad latina en la escena musical undeground en los Estados Unidos, o también junto a los versos furiosos de los ásperos himnos que entona sobre un micrófono siempre inundado de saliva y rabia en un escenario invadido de gente, o en los contundentes discos de estudio y sus imágenes, como aquel collage que en el interior de una de sus placas retrata a una estatua de la libertad transexual, como quien dijera: “la libertad será queer o no será nada”.

¿Qué relación hay entre En busca de algo más y tus otros trabajos visuales, como el documental Beyond the Screams?

–En todo lo que hago se pueden encontrar conexiones, entre los diferentes grupos, fotos. En el libro está esa presencia todavía, de punks en partes o en países latinoamericanos, o inmigrantes que están en los Estados Unidos, gente queer. Me gusta hacer foco en eso, en esa presencia, mirar a la gente que allá llaman “The Other”, que es “el otro”, la otra persona como un ser desconocido. Siempre me interesó eso, cuando vemos inmigrantes llenando papeles estatales relacionados con su identidad, y cuando las instituciones no encuentran una caja en donde meterlos crean una que se llama “The Other”. Eso me hace reír, porque en toda mi vida, cuando tuve que llenar algún tipo de documento de ese tipo, no existía una caja de identidad en donde pudieran enmarcarme. Al principio, de niño, me molestaba un poco, pero después me encontré bastante conforme con esa idea de ser otra cosa que no entienden y que no pueden identificar. Entonces siendo queer, siendo uruguayo viviendo en los Estados Unidos, me gusta que no entiendan.

¿Cómo ves hoy la escena queercore después de todos estos años?

–En el último tiempo ha crecido mucho. En cada ciudad de los Estados Unidos que visitás hay una escena con chicos y chicas que están armando bandas, haciendo cosas en sus comunidades. Existía ya en ciudades grandes, pero ahora podés ir a otras mucho más chicas y ver que hay una presencia fuerte de gays, lesbianas, transexuales, haciendo de todo. Hace poco se presentó G.L.O.S.S. por todo el país, un grupo muy interesante y potente que tiene una cantante trans, y en cada ciudad que tocó hubo mucha gente trans que fue a los conciertos, que se vio envuelta en la música, en el punk. Estas movidas las encontrás en casi todos lados, cada país tiene sus cosas y hay lugares que todavía están haciendo un gran esfuerzo para abrirse, pero está creciendo en todas partes. Este movimiento que tiene toda una historia no fue obra de una sola persona, sino que fueron un montón y cada vez más y más. Estamos viendo algo que se está moviendo, que está todavía vivo, activo, crece y no para. No sé a dónde vamos a terminar, pero me gusta lo que está pasando, es muy interesante. No solo cambió desde sus inicios, sino que está cambiando ahora, todavía está en proceso.

En busca de algo más se presenta en IV Feria del libro punk & derivadxs: 14 y 15 de noviembre en La Cultura del Barrio y Salón Pueyrredón. Facebook.com/FeriaDelLibroPUnk

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