Viernes, 15 de julio de 2016 | Hoy
TEATRO
Mishelle di Sant’Oliva, un grito a la italiana sobre el amor al padre y la imposibilidad de salir de ese círculo vicioso.
Por Dolores Curia
El escenario está en penumbras. El deambular de un hombre malhumorado con pantuflas y gorro de dormir que se queja en cocoliche se puede seguir gracias a la luz de una vela. Así empieza Mishelle di Sant’Oliva de la dramaturga italiana Emma Dante con dirección del argentino Alfredo Staffolani, que formó parte del Festival Internacional de Dramaturgia Europa + América y ahora se puede ver en el Teatro del Abasto. El insomne es el padre de Mishelle. Es bufonesco y chilla como un personaje de la Comedia del Arte trasplantado a la Sicilia de hoy. No se ve la casa -un mismo cuadrilátero es hogar, disco, plaza y ring- pero son muchos los signos de que se está cayendo, de que esa vivienda y los que la habitan están en ruinas. Es el hijo -gracias a sus destrezas amatorias, sus ojos delineados, su contoneo, su corset de gala, los tacos aguja y sus yires por la plaza Sant’Oliva- el que mantiene la casa en orden. El padre, que por su parte quisiera volver al orden perdido, a duras penas se puede cambiar el piyama. Hay una mujer ausente que los mantiene juntos. La respectiva esposa y madre fue ex primera bailarina del teatro Olympia de París y le enseñó al hijo mucho de lo que hoy es su fuente de subsistencia. Con los gags grotescos del uno y las dotes acrobáticas y estilizadas de otro, padre e hijo se van batiendo por ser la voz autorizada para contar la historia de la mujer que se fue, sin encontrar nunca la manera de verse cara a cara, de vivir juntos.
Viernes a las 21, Teatro del Abasto, Humahuaca 3549
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