Viernes, 16 de mayo de 2008 | Hoy
ENTREVISTA > PABLITO RUIZ
Autodefinido como “ambiguo” y cantando, como en los ’80, la letra de “Mi chica especial”, va camino a convertirse en icono gay para televidentes promedio de Bailando por un sueño y ya es ídolo indiscutido de las señoras mayores de Caballito. Pablito Ruiz quiere cantar en una Marcha del Orgullo, aprueba la paternidad gay y está harto de las historias de amor nacidas al calor de la discoteca: “Me aburrí del boliche, pero es como una adicción”.
Por Julián Gorodischer
–Empiezo a sentirme adulto –dice Pablo Ruiz, entrecortado por la risa–. Fui de madurar muy lento. Tuve diez años de búsqueda, sin nada claro. Sabía que amaba cantar, pero era un peso manejar mi carrera. Todo se me iba de las manos, desde el manager hasta el dinero. Le daba prioridad a salir, a comprarme ropa. En Festilindo (pionero entre las voces aguditas y la mirada perdida, pariente lejano de los Menudo) yo había tenido un éxito con “Enamorado de mi vecina que vive al lado”; llegué a la final con Ivana Rossi y Débora Turza, que ahora protagonizan en el teatro off. Del ‘83 al ‘85 me pasaron un montón de cosas.
–Estuve en Señorita Maestra.
–¿Vos sos Pablito Ruiz? Te felicito, como bailás, lindo. La verdá que te merecías un puntaje más alto. Yo no sé qué vieron... –interrumpe una mujer de unos sesenta años en “lo mejor” de la conversación, pero se va rápido ante cierta indiferencia de Pablito, que nunca es demagógico en el trato.
–... era un bolo el de Señorita Maestra, de vez en cuando, en la clase de canto de Jacinta Pichimahuida, yo era un miembro del coro. Volví a hacer giras, nos hicimos hiperfamosos con Julieta Rocío y Sebastián Costa. Y en la final de Festilindo, en Ferro, juntamos unas 20 mil personas; ahí me ve la gente de la discográfica EMI y nace el disco Pablito Ruiz (su álbum debut). Con “Mi chica ideal” (“Yo te amo... de manera especial...”, decía la letra infaltable en los asaltos de los años ‘80) podría haber llegado lejos, muy lejos, pero acá no se escuchaba tanta música latina. Por algo pasan las cosas. Sentí que estaba adelantado a mi tiempo. Y hoy se nota que la gente respeta más a un artista de mi estilo, ambiguo...
–Como Mika, por ejemplo, que ahora está tan de moda. O como Miranda!, que son chicos re-ambiguos. Yo tengo algo de eso.
–Mirá, no me gusta ponerme títulos. Yo no me oculto porque en mi vida tuve experiencias de todo tipo; salí con chicas y salí con tipos. De repente, todavía no está abierta la gente a aceptar que son otros tiempos y hay mucha diversidad sexual: están el drag queen, el transgénero, el travesti...
–En mi forma de ser, de bailar, en mis rasgos hay una ambigüedad. Me interesan Freddie Mercury, Miguel Bosé; o Sandro, que es un poco ambiguo: en su forma de bailar, por ejemplo. A él lo aceptan mejor y no lo cuestionan por los años que lleva cantando. Pero hoy en día nadie se mete tampoco conmigo, estoy bien plantado.
–A mí me están glorificando. Tinelli se tenía que adaptar a los tiempos de hoy y se adaptó. Entre los soñadores hay muchos gays, gente de todo tipo...
–Yo respeto. Siento que hoy en día mi público es mixto, desde los hétero hasta las chicas. Me siento halagado por todos, porque hoy soy aceptado por todo tipo de público... Pero hay prensa muy chota. A Intrusos, por ejemplo, ya no voy. Mi madre estaba re-sacada cuando pasó...
–Eso fue cuando ya no vivía en México. De hecho, en una fiesta de Halloween estábamos disfrazados de mujeres y, sí, me habré disfrazado tres o cuatro veces en mi vida, pero yo no era el de esas fotos. Me dije: bueno, ya está, después de esto, qué más van a decir... Y no hubo mal que por bien no viniera, porque gracias a la maldita foto, o bendita, se me abrió trabajo en Chile y estuve en Susana Giménez, también gracias a eso (N. de la R.: se refiere a una entrevista en el living y a su posterior participación en “El circo de los famosos”). Me empezaron a pasar en TVR. Ahí empieza la insistencia por saber si soy o no gay, y me quedo sorprendido por la agresión. Sea o no sea, me estaban atacando.
–Fue lo que más miedo me dio e hizo a la compañía discográfica retroceder dos pasos. Además, yo empezaba a exigir más y ellos querían seguir produciendo discos de dos pesos. Dejé de ser un negocio redondo para ellos, y me congelaron el contrato. No me fue tan bien como antes. En México hacía fiestas patronales de pueblos, que se organizan durante todo el año. Se me fue cerrando el camino,
–Y hoy que adquiriste otra visibilidad pública, más asentado, ¿te gustaría enmarcar al hijo que querés tener con María Fernanda Callejón en una militancia a favor del derecho de las parejas gays a la adopción compartida?
–Estoy a favor, totalmente. El hijo es una fantasía que tenemos los dos. Cuando ella estaba en Las gatitas y los ratones de Porcel, yo cantaba en Finalísima. En la disco Cinema, un paparazzo nos sacó una foto besándonos, y se armó un romance platónico, inventadísimo, chistoso. Ella tiene muchas ganas de ser mamá, nunca quedó embarazada, o quedó y lo perdió, y eso le duele. En “El circo de los famosos” lo habló y lloró. Estaba Leticia Brédice, y empezó a llorar también, y María Fernanda decía que no le quedaba mucho tiempo. Todo era por la nena hermosa de la (Paula) Trapani. Y le dije: “Loca, te doy mi esperma, ¿cuál es el problema?”.
–No sé, yo amo a los chicos, me encantan.
–Sí, pero gran parte de la sociedad es pacata. Mientras haya amor, por qué no...
–Ya me tiene harto el boliche. Me aburrí de todo eso. Nunca estás con nadie de verdad; si sale algo, es muy efímero. Me buscan los pibes, las pibas, los travas. Pero es terrible. Voy para divertirme con mis amigos. Y, sí, es como una adicción...
–Sí, pero no terminó muy bien. Hubo un varón y una mujer. Fue en una discoteca. Pero no se consumó porque no lo pueden aceptar y se retiran, es too much. “No quiero romper la imagen de mi ídolo”, me dicen. Prefieren dejarlo así. Hay gente enferma que viene y me dice que mis temas le alegran la vida, gente con problemas mentales.
–Si recibiera una convocatoria, cantaría en una Marcha del Orgullo. Por ahí no se animan a pedir mi apoyo. Leo García siempre va. Con él nos conocimos en el Club 69, me dijo que le encantaba mi música, que yo era uno de los pioneros. Y nos hicimos amigos. Ahora cantamos “Morrissey” a dúo.
–Los temas no tienen un perfil sexual. Pero algunos van a prender especialmente entre los gays. No le pongo nombre a la letra. Hay una, sin embargo, que les gusta especialmente a los chicos: “Te miro a los ojos y estás tú, en mis ideas, en mis palabras, en mi inspiración. Miro a la gente y eres tú...”.
–Es idea mía para universalizar. Hablo de “tú” por mis años en México. Pero en otros temas digo “vos”...
–Va a ser la gran fiesta de cumpleaños, nada raro. Pero, ¿qué dejaríamos para el misterio? A la intimidad yo no la vendo.
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