Al principio, este flamante juego online (www.posornot.com) tiene su morbo. La pantalla invita: “¿Podés decir si tenemos o no tenemos HIV? Algunos de nosotros somos HIV positivo y otros, negativo. Jugá y veamos si sos capaz de decir quién es POS y quien NOT.”

Iniciado el juego van apareciendo personas de diferentes edades, estilos, ocupaciones. Así no más, por la cara, usando todos los prejuicios con los que contamos, hay que decir quién sí y quién no. El juego se va tornando aburrido y frustrante. Las posibilidades de ganar son mínimas (aquí, encima, cabe otra pregunta: ¿ganar qué?) y llega un momento en el que quien apuesta siente en carne propia lo inútil de un método que tal vez usa a la hora de discriminar o a la hora de decidir ponerse o no ponerse un forro. Aun así, pasado el primer espanto que arruga la zona políticamente correcta que cualquiera tiene, el sinsentido del juicio se disipa y es posible sentirse tan desnuda o desnudo como en la vida misma. Con los prejuicios a flor de piel, así sin maquillaje ni condones.