Vie 02.08.2013
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De l’Argentine

El documental que Schroeter filmó en estas tierras sobre la última dictadura militar podrá verse por primera vez en la Argentina el viernes 30 de agosto a las 14.30, 17, 19.30 y 22 en la Sala Lugones.

En 1983 Werner Schroeter vino a dictar un seminario en el Instituto Goethe de Buenos Aires, y volvió en 1985 para la puesta en escena de una obra llamada Libertad protagonizada por Cipe Lincovsky. Entre esos años realizó un documental sobre la situación del país que nunca fue proyectado en Argentina, aunque participó del Festival de Berlín. De l’Argentine es un retrato complejo del final de la dictadura y de la transición democrática. Fue filmado con mucha valentía porque, como confiesa Schroeter en su autobiografía: “La dictadura militar argentina nos acosó. Fue la única vez que cedí al miedo, pues la vida se trata de eso: no tener miedo”.

Dedicado a Rodolfo Walsh, el documental registra testimonios de muchas Madres de Plaza de Mayo y de hijos e hijas de desaparecidos como Patricia Walsh y Marcelo Conti, además de representantes de la escena artística, política y cultural argentina de la época. Hay una mirada muy crítica sobre la democracia formal y de la continuidad ideológica tras el fin de la dictadura, y también del informe de la Conadep, con entrevista a Ernesto Sabato incluida. Además se desarrolla una visión frontal sobre el colaboracionismo de la Iglesia en los crímenes de lesa humanidad, que incluyen imágenes de Juan Pablo II en su visita a la Argentina en aquella época con la voz de una madre de Plaza de Mayo que habla de la mascarada del catolicismo.

Además, Schroeter quiere recrear la fuerza de Eva Perón, creando escenas extremas de camp vernáculo, como estampas de Libertad Leblanc desfilando vestuario de la abanderada de los humildes cedido por Paco Jaumandreu. “Yo soy Libertad Leblanc, soy estrella de cine argentino, tengo cuarenta y tantas películas, pero yo les puedo asegurar que para mí no hay ninguna película que haya podido producir en mi alma tan enorme impresión y tan enorme felicidad como ha sido esto de exhibir hoy la ropa de Eva Perón, los vestidos de la querida, nuestra querida Eva Perón. Una mujer maravillosa, que nos dio mucho y que podría haber dado más y cambiar la historia de la Argentina si no hubiera muerto”, dice la actriz mientras hace pasarela presidencial.

Tal vez Jamandreu tenga el momento más memorable como contestador al responder sobre la dictadura sin vueltas: “Con respecto al proceso militar me cago en esos asesinos”. La película tal vez tenga el primer retrato queer cinematográfico local post dictadura, por momentos como ése, pero especialmente por incluir testimonios de Fernando Noy, que retrata la lógica represiva de las calles de Buenos Aires, tanto como un Ronnie Arias con peinado Tina Turner definiendo el evitismo. Incluso, Schroeter se atreve a preguntar sobre la sexualidad del represor, sobre poder y sexualidad, y el interlocutor no llega a entender la pregunta porque es un tabú que, como gran parte de la sabiduría del cineasta, es difícil de asimilar en el presente.

En el casting para la obra Libertad, Schroeter conoció a Marcelo Uriona, un joven actor argentino de 18 años que, según algunos de sus amigos, fue su gran amor. Uriona vivió con el cineasta primero en Berlín y después en Bremen y juntos trabajaron en distintas puestas teatrales. Hicieron Lorca, obras donde incluyeron tango. Pasaron casi una década juntos, hasta que en 1993 Uriona murió de sida en una clínica universitaria de Düsseldorf. El texto que Schroeter le dedica a Marcelo en la biografía es de una honestidad brutal, como sus películas.

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