Una de las anécdotas más duras es la de las denuncias de vecinos en la comisaría 6ª. Una de ellas, por ejemplo, era por dejar entrar, según rezaba la declaración, lesbianas, travestis y putas (Y sí, ¡era la idea!) y por fumar marihuana (Sí, somos prodespenalización). Después de una fiesta, tras la denuncia por ruidos molestos, la policía allanó la casona y se llevó los equipos de sonido. Tuvimos que pagar con dos años de probation. En lugar de, por ejemplo, mandarnos a dar charlas de salud reproductiva, como ya veníamos haciendo, nos enviaron a limpiar vidrio por vidrio la estructura del Planetario. Cuando terminó la pena y fuimos a buscar nuestros equipos a la oficina del juez, el tipo nos miró y fue despacito a sacar sus CD de adentro del aparato y a desenchufar todo.