Una de las películas que más triunfaron en los festivales de cine Lgtbiq desde 2011 es esta comedia romántica británica dirigida por Andrew Haigh, donde dos jóvenes se metejonean un fin de semana, justo antes de que uno de ellos tenga que abandonar el país. Hay un intimismo casi documental en los encuentros sexuales donde la convivencia con la marihuana tiene tanta calidez como ese amor veloz que la película logra hacer profundo sin pacatería alguna ni simplismos cursis. Hay mucho de la tradición del realismo del cine inglés de clase obrera y mucho de la fuerza emotiva de las pequeñas historias. Es algo parecido a la triste vitalidad pop de una canción de The Smiths hecha (y echando) humo.