Alrededor del mundo, el uso medicinal de la cannabis es uno de los argumentos más fuertes para construir una imagen positiva de la planta y en la comunidad Lgtbiq muchas veces se plantea como una posible terapia para personas viviendo con vih. Sin embargo, AACA aclara que va por la legalización de todos los usos pero también alerta sobre la importancia del cannabis para ciertos tratamientos. Al respecto, Peré explica que “tenemos la experiencia de una persona con vih desde hace muchos años para el que por una cuestión de patología secundaria en los miembros inferiores el cannabis fue la única medicación que le ayudó a superar esos dolores, tomó muchos opiáceos y otras cosas pero ninguna le hacía efecto. Bajo ese punto de vista, hay investigaciones científicas que dicen que el cannabis no ayuda a sanar, sino que es una sustancia que te ayuda a tener apetito. Las personas con vih en general en sus estados terminales uno de los problemas que tienen es la caquexia –dejás de comer y estás cada vez más flaco–. Otro de los problemas que hay también que padecen muchas personas con vih es que atraviesan la quimioterapia, el cannabis te ayuda porque es antiemético, antivomitivo. Lo que ayuda es a los dolores neuropáticos, ayuda para los vómitos, y además tiene un cierto componente psicológico, a gente que está deprimida por una enfermedad, determinadas cepas de cannabis en pequeñas dosis les levantan el ánimo”.

“Ese usuario medicinal presentó una acción de amparo, que está en veremos, para que el Estado le pueda proveer cannabis en su estado natural o en todo caso le permita el autocultivo, porque existen las pruebas del seguimiento médico que tuvo esta persona y sus médicos, que han ido a testificar cómo el cannabis ha sido un paliativo con el dolor para él y cómo con el cultivo ha podido dejar cinco medicaciones para el dolor. También conocemos a una chica que hace 27 años que tiene vih y tenía un cáncer benigno en la piel y usaba aceite de cannabis con aceite de oliva y azúcar para exfoliar. Se lo ponía en la cara para sacar las manchas y hay un seguimiento en fotos de cuarenta días de cómo van desapareciendo las manchas”, agrega Zappia.