Como se piensa que somos asexuados, no existe para nosotros el erotismo ni el autoerotismo. El prejuicio está tan arraigado que ni el mercado es capaz de atravesarlo: este no ve en la sexualidad de las personas con discapacidad un nicho más. Los ciegos y las personas con discapacidad padecemos una constante infantilización. Nuestra genitalidad nos es negada incluso por parte de nuestra propia familia. También se nos niegan cuestiones básicas como el derecho a la intimidad. Muchos padres de personas con discapacidad, por ejemplo, no tienen reparo en desnudarlos o cambiarlos de ropa en lugares públicos, a la vista de todos, porque piensan que ese es un cuerpo que no puede provocar nada. Celebro todo tipo de iniciativas que equiparen oportunidades en el acceso a la información para las personas ciegas. Las opciones que tenemos para autoerotismo son muy acotadas, y tienen más que ver con búsquedas personales que con políticas que estén pensando esos temas. Sé que existen audios eróticos pensados para ciegos. Muchos de ellos no están en español. En una época hubo una lista de correos que se llamaba Martín Pecador donde te inscribías y te llegaban, además de muchas otras cosas, contenidos eróticos para ciegos. En general, audios. Pero ya no existe más. Y en el caso de un libro en braille, si bien no tengo conocimiento de otros como él, por supuesto que puede generar excitación. Esta depende del libro, de la persona y de muchos factores más, de la misma manera que pasa con un libro erótico para aquellos que no son ciegos. Depende mucho de que el libro esté bien hecho, de que el relieve se entienda. Si son siluetas o cuerpos, depende de que estén bien logrados y el libro sea de un buen material, resistente, porque si es una figura difusa, no la entendemos y no cumple la función.l

*Licenciada en Psicología, integrante de REDI y tallerista del programa de Educación Sexual Integral del Ministerio Nacional de Educación.