Sabores extremos
De la región de Extremadura son originarios algunos de los productos que sustentan la variada y compleja gastronomía española. De allí proviene la emblemática imagen de los jamones ibéricos colgando del techo y los expertos gourmets aseguran que el mejor jamón que existe es el que lleva la denominación “Dehesa Extremadura”.
El plato frío como entrada posee una importancia capital en la región. En esta tierra de veranos largos y sofocantes, la tradicional dieta de labradores y pastores necesitaba de platos refrescantes y livianos que se consumían junto al surco del arado durante un receso laboral. El cojondongo es uno de ellos, desprovisto de todo artificio. Se tomaba a media mañana y sus ingredientes los llevaba consigo el labriego: agua fresca en un barril de barro, aceite, vinagre, sal, ajo y pan integral. El actual cojondongo ya no trae agua, y sus nuevos ingredientes son los vegetales picados (tomate, pimiento y cebolla). Pero además hay varios platos derivados de estos ingredientes como el zorongollo y el gazpacho.
Entre los platos fuertes, Extremadura se especializa en las llamadas recetas de caza, como ser el arroz con liebre, las perdices estofadas, las palomas con salsa de almendras o el jabalí al horno. La caldereta es otro plato típico, cocinado con trozos de cordero o cabrito condimentados con cebolla, ajo, pimiento morrón, vino, caldo y laurel.
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