Aunque la red vial cubre todos los alrededores cómodamente, también se puede conocer el entorno florentino por los senderos de trekking, perfectamente señalizados, que recorren todas las colinas en torno de la ciudad, y permiten internarse en antiguos poblados medievales, espléndidas mansiones, bosques de hayas y los típicos cipreses de la campiña toscana. Los senderos de Florencia no son demasiado conocidos por los turistas extranjeros, pero sí por los locales que gustan de recorrer los pueblos de Pian dei Giullari y Arcetri, subiendo a las cumbres panorámicas de Calvana y Monte Morello, atravesando los bosques de Fiesole y Montalbano. Estos itinerarios, ideados por el Club Alpino Italiano en colaboración con la Región Toscana, se pueden recorrer durante todo el año y cuentan con un sistema de ómnibus que permiten volver de este modo a la ciudad. Otra de las excursiones panorámicas es la que va desde la piazza Mino de Fiesole al Monte Ceceri, donde Leonardo da Vinci hizo sus primeros experimentos sobre el vuelo. Luego se baja hacia Maiano, donde los florentinos suelen practicar escalada en roca. Finalmente para ver Florencia desde lo alto, se puede subir al Monte Morillo, de unos 900 metros de altura, cuya cumbre ofrece vistas despejadas sobre la ciudad y los Apeninos.