Miércoles, 7 de octubre de 2009 | Hoy
19:00 › GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS
Delegados del gobierno de facto de Honduras y del derrocado mandatario inauguraron un diálogo, supervisado por la OEA. Zelaya manifestó confianza en que la crisis política tenga una solución por la vía diplomática a través de la llegada de la misión de la OEA, pero dijo no creer que vaya a llegar en el corto plazo. "El régimen de Micheletti está empecinado en sostenerse a sangre y fuego" aunque haya que "llevar al país a un precipicio", agregó.
La mesa de negociación fue instalada en un hotel de la capital y bajo verificación del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, y una decena de cancilleres y vicecancilleres.
"No estamos aquí para hacer recriminaciones mutuas. Estamos aquí para buscar soluciones concretas a una situación que no puede prolongarse", destacó en su discurso Insulza, quien admitió que las presiones de la comunidad internacional no han tenido éxito en forzar el retorno del orden democrático en Honduras.
El canciller del gobierno de facto, Carlos López, pidió en su discurso a la comunidad internacional que apoye las elecciones previstas para el 29 de noviembre y "cesar las medidas discriminatorias", al referirse a las medidas impuestas por varios países contra el régimen de facto.
El diálogo abrió con más de dos horas de retraso y en medio de un amplio despliegue de militares y policías fuertemente armados.
La delegación de cancilleres, la segunda que llega a Tegucigalpa tras la que pasó sin éxito en agosto pasado, intenta lograr una salida a la crisis institucional provocada por el golpe de Estado que sacó del poder a Zelaya y lo envió al exilio, el 28 de junio.
Víctor Meza, ministro de Gobernación y representante de Zelaya en la mesa, defendió el acuerdo de San José, propuesto por el presidente Oscar Arias, que establece la restitución del mandatario depuesto, y denunció la represión de una manifestación en las afueras de la embajada de Brasil, donde se refugia el presidente depuesto desde el 21 de septiembre que regresó en secreto a Honduras.
"Creo que todavía hay una salida, pero no la veo cerca", indicó Zelaya a la radio HRN, en comunicación telefónica desde la Embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde permanece desde el pasado 21 de septiembre, tres meses después de ser derrocado y enviado a Costa Rica.
Además, se mostró convencido de que al no ser restituido como presidente, el proceso en marcha para las elecciones generales del próximo 29 de noviembre estará marcado por la crispación. "La gente no acepta ir bajo un régimen dictatorial a unas elecciones porque es un fraude", dijo.
"Van a engañar a la gente, van a poner otro presidente y después lo va volver a quitar Micheletti con [el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas] Romeo Vásquez", manifestó. "Eso es inaceptable, así es que la restitución es la única salida".
"Yo soy una solución, yo no soy un problema, yo soy una solución para el pueblo y soy una solución para los mismos dictadores que no hallan qué hacer con esta dictadura", enfatizó Zelaya, quien asumió el poder el 27 de enero de 2006 para un mandato de cuatro años.
El dirigente se mostró pesimista de cara a la reunión convocada por Micheletti con la misión de cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA). Según Zelaya, "el 90 por ciento" de esos representantes "se van a ir con las manos vacías".
"Yo he alertado a la comunidad internacional sobre esto y espero que mañana [jueves], si Dios quiere, si Dios les ilumina algo de corazón que les queda, rectifiquen para que no le sigan haciendo daño al país", concluyó.
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