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Tras este acuerdo en el seno del Eurogrupo, el texto se someterá a aprobación de todos los miembros de la UE, un paso considerado meramente formal.

El mecanismo de ayudas basado en préstamos bilaterales de los países de la eurozona (16 socios, incluida Grecia) por hasta un montante de 25.000 millones de euros, de los cuales 10.000 corren a cargo del FMI, sólo se concederá como "último recurso" (ultima ratio, en lenguaje jurídico) en caso de que Atenas no logre créditos en el mercado internacional.

El acuerdo había sido pactado en las primeras horas de esta tarde en Bruselas entre Merkel y el presidente galo, Nicolas Sarkozy, quien finalmente accedió a que el FMI participara en ese mecanismo.

Pero la jornada de hoy se saldó con un éxito para Merkel, quien además de forzar la contribución del FMI, a la que se oponía Francia y España, entre otros socios de la eurozona, también consiguió que para activar el mecanismo se necesite la unanimidad, lo que -de hecho- le concede poder de veto.

Además, Alemania consiguió endurecer las condiciones en las que Grecia podrá contar con los fondos.

Aunque se barajaba la posibilidad de que Grecia obtuviera préstamos al tipo medio de la eurozona, por debajo del actual seis por ciento que Atenas considera abusivo, el acuerdo final resalta que el objetivo del mecanismo "no será ofrecer financiación a los tipos de interés medios de la zona euro, sino fijar incentivos para volver a la financiación del mercado lo antes posible mediante un precio basado en el riesgo". Por ello, los tipos de interés no incluirán ningún tipo de subvención.