En tanto, la Liga Árabe, que tiene a su cargo un cuerpo de observadores para corroborar las denuncias de violaciones a los derechos humanos en ese país, anticipó que mañana analizará el caso y, a la vez, decidirá si la misión continúa o se transfiere al Consejo de Seguridad de la ONU, lo que podría devenir en una intervención internacional. Es más, el presidente del comité de la Liga Árabe para el conflicto en Siria, el primer ministro catarí Sheij Hamad bin Yasim, acusó a la cúpula de Damasco de no hacer nada para poner fin a la violencia en el país. La misión de observadores no está "para perder el tiempo", criticó.

Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el Consejo de Seguridad manifestaron hoy "seria preocupación" por la situación en Siria, que se está deteriorando. "Toda la violencia es inaceptable y debe ser frenada", dijo en un comunicado.

Mientras tanto, en medio de fuertes medidas de seguridad, miles de personas asistieron a los funerales de las víctimas del ataque suicidad de ayer, que fue calificado como "terrorista" por el gobierno sirio. "Que Dios proteja a Siria y su soberanía", gritaban los presentes mientras se desplazaban junto a los féretros en una procesión fúnebre en el centro de Damasco, según mostró la televisión estatal.

Según el ministro Al Shaar, aún no se ha podido identificar a 15 de las víctimas, pues los cadáveres quedaron despedazados por la explosión. Así y todo, se registraron nuevos actos de actos de violencia en la conflictiva ciudad de Homs que causaron la muerte de nueve personas.