Los proyectos, apoyados íntegramente por el Partido Popular (PP), con el apoyo de los nacionalistas catalanes de Convergencia i Unió (CiU), fueron defendidos ante el Congreso por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro: "La economía está parada, estamos a la puertas de una recesión, con cinco millones de desocupados, y las cuentas están desequilibradas", subrayó para justificar tanto el aumento de impuestos como la congelación del salario mínimo interprofesional y de los empleados públicos.

Por su parte, la Comisión Europea reunida en Bruselas se pronunció sobre la situación en el país mediterráneo y expresó que "lamenta que el déficit fiscal en España se haya excedido de manera sustancial debido aparentemente al gasto desmesurado de los gobiernos regionales". Por lo tanto, para lograr reducir el déficit público español de 4,4 por ciento del PIB a menos de 3, el gobierno de Rajoy anunció recortes presupuestarios que votó el Parlamento.

"Animamos a España a tomar medidas tanto en el frente fiscal como en el estructural", resaltó el funcionario comunitario Olli Rehn en una rueda de prensa durante la que reclamó más reformas estructurales: "Era esencial que el nuevo gobierno español tomara decisiones muy importantes para frenar el déficit de 2012 y devolverlo a una senda sostenible para que el país pueda cumplir el objetivo del 3% como mucho en 2013", sostuvo.

Por su parte, Montoro, calificó de "ponderado" el mayor recorte presupuestario en la historia de España decretado hace menos de dos semanas y sostuvo que las medidas de ajuste fueron "equilibradas" y necesarias para superar la "peor y más larga crisis de la historia" del país. "Nos hubiera gustado no subir los impuestos, pero el interés general así lo requiere", dijo y agregó: "Estamos pidiendo un esfuerzo tributario, pero moderado y temporal y con el compromiso del gobierno de bajarlo una vez puesto en marcha el crecimiento".