Miércoles, 24 de junio de 2015 | Hoy
18:21 › CASO áNGELES
Los fiscales Sandro Abraldes y Fernando Fiszer sostuvo ante el Tribunal Oral en lo Criminal 9 porteño que el portero Jorge Mangeri cometió el delito de "abuso sexual seguido de muerte en concurso ideal con femicidio" y precisó que el sótano del edificio fue el lugar donde cometió el crimen. Los cargos presentados por Abraldes tienen como única pena la reclusión perpetua.
En su alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal 9 porteño, Fiszer consideró que durante el debate quedó acreditada "la materialidad y la autoría del hecho" por parte del portero Mangeri, y explicó que la adolescente de 16 años asesinada en junio del 2013 ofreció "una tenaz resistencia" y le provocó "más de veinte excoriaciones" en el cuerpo del imputado.
"El autor no fue otro que el señor Jorge Néstor Mangeri", dijo el fiscal Fiszer al tribunal oral en un tramo de su alegato, tras lo cual agregó que Ángeles tuvo "una agonía de no más de cinco minutos".
Mientras tanto, el portero, vestido de jean y polar azul y sentado detrás de su abogado defensor, Adrián Tenca, se esforzaba por no levantar la mirada del piso. A pocos metros, María Elena "Jimena" Aduriz, la madre de Ángeles, no soportó las palabras y abandonó la sala de audiencias.
Para el fiscal, está probado que el 10 de junio de 2013 a las 9.50 Ángeles Rawson regresó de sus clases de gimnasia e ingresó al hall del edificio de Ravignani 2360, pero no llegó a acceder a su departamento de la planta baja "A" porque Mangeri se lo impidió. Es que allí fue interceptada por el portero, quien bajo algún engaño la llevó hacia el sótano.
"Tengo las expensas, tengo correspondencia para tu madre o tengo uno de tus pines que se te cayó del bolso o usó cualquier otra excusa para llevarla allí y llevar a cabo el ataque", describió el fiscal sobre los posibles engaños utilizados por el acusado.
Luego, explicó las "fracturas" que Mangeri le provocó en su lucha a la adolescente en la clavícula, tres costillas del lado derecho y dos del lado izquierdo y en la apófisis dorsal, y finalmente las lesiones que le provocó en la parte final del ataque, cuando el portero "colocó su mano derecha en el cuello y lo comprimió, y la izquierda sobre la boca y la nariz, provocando una anoxia y que la niña dejara de respirar".
Según la reconstrucción que realizó el fiscal, ya con Ángeles fallecida, Mangeri abandonó el sótano y dejó allí el cadáver "boca arriba por cinco o seis horas". "El acto fue rápido. Cuestión de minutos. No más de media hora para cerrar la puerta del sótano y apostarse en la puerta para que lo vieran los vecinos", aseguró el fiscal.
"Alrededor de las 17, Mangeri se apostó en la puerta del mismo para ver si alguien del edificio tenía que ir al sótano", dijo Fiszer, quien agregó que, una hora más tarde, a las 18, el encargado "comenzó la tarea de recolección de residuos" en los distintos pisos, y en ese marco le pidió a una vecina del 5to.piso que sacara antes la basura.
Para Fiszer, Mangeri aprovechó "la invisibilidad de la tarea cotidiana" y así colocó el cadáver de Ángeles en una de las tantas bolsas de residuos que sacó del edificio "sin que a nadie le llamara la atención si una bolsa pesaba más o menos".
En ese marco, el fiscal aseguró que el cuerpo de la adolescente fue hallado "de casualidad" en el predio de la Ceamse, en la localidad bonaerense de José León Suárez, y que, si no aparecía allí un día después de su desaparición, "aún se la estaría buscando como a otras niñas".
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