› CHINA SIGUE AUSENTE ENTRE LOS PODEROSOS

Siria, entre las preocupaciones del G8

La situación en Siria, la amenaza de recesión en la Eurozona y el peligro de una guerra comercial entre la Unión Europea y China son los temas que coparán la agenda de la cumbre de trabajo de jefes de Estado y de gobierno de la próxima semana (17 y 18 de junio) en la localidad norirlandesa de Lough Erne.

La cumbre entre el presidente estadounidense Barack Obama, su homólogo ruso Vladimir Putin y la canciller alemana Angela Merkel, entre otros, tratará diversos problemas globales, aunque existen pocas esperanzas de llegar a un consenso en algunos de ellos. Las posturas de los siete países más industrializados y Rusia (G8) difieren demasiado. Quizá el único rubro en el que se podría alcanzar un acuerdo sea el comercio internacional.

Las diferencias son palmarias sobre todo en la política exterior. Si bien es cierto que desde hace meses todos los miembros del G8 piden "el fin inmediato de la violencia" en Siria, resulta más incierto que nunca cómo se pretende lograrlo. Mientras Rusia sigue aferrada al régimen de Bashar al Assad y sigue brindando apoyo militar, Occidente considera que la renuncia del presidente es el requisito para iniciar las conversaciones de paz. Y ahora insiste en ello después de aseverar Estados Unidos que tiene pruebas de que el régimen usó gas venenoso, como ya aseguró Francia.

El enfrentamiento diplomático se agrava aún más con el anuncio de Washington de apoyar militarmente a los insurgentes. Para el presidente Obama la "línea roja" se cruzó con el uso de armas químicas por parte del régimen.

La guerra civil en Siria amenaza con convertirse en una suerte de guerra entre Occidente y Rusia. Además, dentro de la Unión Europea tampoco hay una postura unánime con respecto al suministro de armas a los opositores. Naciones como Alemania advierten de que los armas podrían caer en manos equivocadas, mientras que Reino Unido y Francia optan más por seguir el ejemplo de Estados Unidos.

También son espinosos otros puntos clave de la agenda, como las reglas del comercio internacional, la transparencia y la evasión fiscal. El primer ministro británico y anfitrión de la cita, David Cameron, quiere impulsar iniciativas conjuntas y poner en marcha medidas estándar durante su presidencia del G8. Los críticos, sin embargo, acusan a Cameron de mirar hacia otro lado cuando se refiere a la lucha contra los paraísos fiscales. "Pues no estaría mal aprovechar la ocasión para actuar en casa", dijo el eurodiputado alemán Markus Ferber, en referencia a los territorios "offshore", como las islas Caimán, que son tierras de ultramar británicas, pero no están incluidas en la legislación de la UE.

También se espera con expectativa la posibilidad de que la Unión Europea y Estados Unidos, al margen de la cumbre, comiencen las conversaciones sobre un acuerdo de libre comercio, que permita la supresión de aranceles. Mientras Francia pide dejar algunas áreas fuera del alcance del eventual acuerdo, como la de la industria del cine, que cuenta con un amplio apoyo estatal, Estados Unidos reclama negociaciones sin condiciones previas.

A simple vista, Obama aparece en la cumbre con cierto handicap frente a sus colegas. Mientras su país parece ir dejando atrás la crisis y empieza a crecer, el panorma en la Eurozona sigue siendo poco alentador. La OCDE teme que para 2013 el crecimiento sea negativo: un 0,6 por ciento. Especialmente preocupante son los pronósticos de desempleo en economías relevantes para el bloque como la de Francia o España.

La atmósfera se ha enrarecido además con la amenaza de una guerra comercial entre Europa y China, después de que la Comisión Europea a principios de junio anunciase aranceles punitivos para los paneles solares chinos, a lo que el gobierno de Pekín respondió con aranceles recíprocos para los vinos europeos, que podrían extenderse a la industria automotriz, que teme sanciones de parte del lucrativo mercado de coches chino. Por ahora no hay una solución a la vista. En Lough Erne, la nueva potencia económica global china no estará sentada en la mesa.

Al G8 pertenecen Estados Unidos, Canadá, Japón, Rusia, Alemania, Franica, Italia y Reino Unido. La Unión Europea está representada por el presidente del Cosejo de la UE, Herman Van Rompuy, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.

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