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El 2002 será un año clave para la Universidad de Buenos Aires (UBA). Pasará a la historia como la fecha que marcó la despedida de la hegemonía encabezada por Oscar Shuberoff tras 16 años ininterrumpidos como rector. En marzo próximo, una asamblea universitaria deberá elegir al sucesor del prolongado funcionario radical, sólo superado en el cargo por el rector record de la UBA, Leopoldo Basavilbaso, aferrado a su sillón entre 1885 y 1906. La carrera por la sucesión está en marcha desde hace un año. Ahora, en pleno receso académico, los candidatos a ocupar el rectorado de la universidad más populosa del país, con sus más de 250 mil estudiantes, son siete, aunque dos de ellos están prácticamente afuera. Lo único seguro es que ninguno ganaría hoy en primera vuelta (con la mitad más uno de los votos) y es muy probable que quien resulte ganador habrá tenido que acordar con alguno de sus rivales. Aquí, entonces, un paneo por los candidateados y la situación en que se acercan a la asamblea que integrarán 236 consejeros, entre decanos y representantes de profesores, alumnos y graduados.
- Andrés D’Alessio. Es radical y goza de respeto académico. Acaba de despedirse del decanato de la Facultad de Derecho, después de ser reelegido y de haber cumplido ocho años de mandato, siempre con mayoría en los claustros. Incluso para sus correligionarios, le juega en contra su carácter fuerte, que muchas veces lo lleva al choque. Tiene apoyo en parte de Franja Morada, entre consejeros radicales por los profesores de diversas facultades y también entre algunos opositores a Shuberoff, con quien D’Alessio se enfrentó duramente a lo largo del último año.
- Susana Mirande. La actual vicerrectora de la UBA también es radical. Fue decana de la Facultad de Ciencias Veterinarias, ahora en manos justicialistas. Cuenta a su favor con la experiencia y los vínculos que ganó al haber estado en el Rectorado los últimos cuatro años. Su apoyo surgiría de votos reunidos entre consejeros de Veterinarias, Odontología, Farmacia y Ciencias Económicas.
- Alicia de Camilloni. El nombre de la secretaria de Asuntos Académicos de la UBA fue, hasta ahora, el último en sumarse a las candidaturas en danza. Si bien ella no lo admitió en forma pública, en el Rectorado se comenta que “la idea de ser rectora no le desagrada, siempre y cuando haya un acuerdo amplio”. Entre los operadores que se entusiasmaron con la idea de apoyar a esta especialista en ciencias de la educación, se destacó que “su prestigio académico en todo el sistema universitario le permitiría tener diálogo con todos los sectores políticos, con los radicales y con la oposición también”.
- Guillermo Jaim Etcheverry. El ex decano de la Facultad de Medicina es uno de los bien posicionados por la oposición, aunque todavía no oficializó su candidatura. Contará con apoyo entre los diversos espacios opositores al radicalismo y también grupos de derecha. Además, desde Medicina, donde los radicales son mayoría, también se impulsa su postulación. Su problema como candidato opositor es que, por ahora, no cuenta con los votos de las diversas agrupaciones estudiantiles independientes y de izquierda que derrotaron a Franja Morada en las últimas elecciones universitarias.
- Aníbal Franco. Desde el peronismo, el repetido decano de Ciencias Veterinarias tiene consenso también entre los diferentes sectores opuestos al radicalismo universitario. En alguna medida, su candidatura y la de Jaim Etcheverry se disputarán parte de los votos opositores, los justicialistas y los de derecha.
- Alberto Boveris. Nadie lo confirmó, pero se habría bajado de su candidatura. El ex decano de la Facultad de Farmacia y Bioquímica y ex vicerrector no consiguió trepar al que iba a ser su trampolín. Este radical especialista en los radicales libres peleaba el decanato de Farmacia, pero su lista en profesores salió última. Conclusión, Boverisperdió sustento y Regina Wigdorowitz de Wikinski resultó reelegida como decana: se estima que apoyará la candidatura de su hermana, Alicia de Camilloni.
- Berardo Dujovne. Otro radical que habría resignado sus aspiraciones. Si bien nunca había anunciado públicamente sus candidatura, el recién reelegido decano de Arquitectura era expresamente promovido por el radicalismo de su facultad. Ahora tampoco medió ningún anuncio, pero se da por hecho que declinó ante los evidentes conflictos que deberá enfrentar el próximo rector de la UBA. “Tiene un perfil muy profesional y está muy tranquilo en su facultad, donde tiene cuatro años como decano por delante”, confió un profesor.
Al margen de los nombres y del tiempo que falta para la elección, hay diversos sectores políticos de la universidad que aún no definieron a quién votarán. En esa situación están, entre otros, los consejeros del Frepaso y los estudiantes independientes y de izquierda: desde distintas posturas, pretenden discutir proyectos y no nombres. Tampoco se sabe aún qué harán las nuevas mayorías de las facultades de Ciencias Sociales y de Filosofía y Letras, ambas opositoras al radicalismo. Pensando en la hora de votar, todos esos espacios se debaten entre apoyar a alguno de los candidatos o proponer otro en forma simbólica, sabiendo que no ganará.