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Falta un mes para el comienzo de las clases y todavía no existe una solución para el problema edilicio de la Facultad de Ciencia Sociales (UBA), el mismo problema que a fines del año pasado desembocó en la toma del Rectorado de la universidad por más de cuarenta días. Aunque aún no se concretaron, hay dos negociaciones avanzadas: una es el alquiler provisorio de aulas para Sociales, posiblemente en una escuela ubicada sobre Tucumán al 3100. La otra es la compra de un edificio que funcione como sede única de la facultad, hoy dividida en dos. Las autoridades no lo confirmaron, pero Página/12 pudo saber que el principal candidato es el edificio donde estuvo la fábrica de Terrabusi, en San José y Carlos Calvo.
Según fuentes de la UBA, el rector Guillermo Jaim Etcheverry es optimista y cree que la sede única podría estar lista para funcionar en marzo de 2004. También lo es el decano de Sociales, Federico Schuster: “Estamos alerta, pero no preocupados. Aunque no hay nada confirmado, está todo bien encaminado para alquilar un edificio por este año y comprar y reciclar otro para el que viene –dijo a este diario–. Todos comprendieron que, por la cantidad de inscriptos que estamos recibiendo, sin una nueva sede no podríamos funcionar este año”.
Después de la prolongada toma del Rectorado por parte de los estudiantes, a fines del 2002 el rector había presentado un informe con las alternativas que se estaban analizando para resolver la carencia de espacios que arrastra la facultad donde estudian más de 20 mil alumnos. Pero las alternativas se complicaron. A fin de año, la idea era comprar o la antigua sede de Alpargatas, en Barracas, con 57.594 metros cuadrados, o el ex Frigorífico La Pampa, en La Boca, con 60 mil metros. No hubo acuerdo con los propietarios y la operación se frustró en ambos casos.
Durante este verano apareció otra posibilidad, la única firme ahora. Se trata de la construcción donde estuvo asentada una fábrica de la firma Terrabusi. Cuenta con 24 mil metros cuadrados, divididos en una serie de lotes anexados, cuatro y cinco pisos según las áreas, una playa de estacionamiento, un terreno pasible de ser edificado y varias entradas y salidas. Es más chico que las alternativas iniciales, pero cubriría las necesidades previstas para los próximos años. Aunque imposibilita el sueño que abrigaban muchos: unir las facultades de Ciencias Sociales y de Filosofía y Letras. El costo ronda los 2,7 millones de pesos, frente, por ejemplo, a los 7 millones que se pedían por la ex Alpargatas.
Obviamente, de ser adquirida por la UBA, la vieja fábrica precisaría numerosas refacciones. Los técnicos de la Facultad de Arquitectura calculan que se requiere una inversión de 400 pesos por metro cuadrado, es decir unos 9 millones en total. Una de las cuestiones que se debate en la universidad es si contratar a una empresa que realice la refacción o aprovechar parte de la planta de empleados de la UBA, con lo que se abaratarían los costos. Los fondos que invertiría la UBA provendrían del ahorro que logró el Rectorado a través de diversos recortes de gastos. “Como la construcción de una facultad implica un proyecto de alto impacto para la ciudad, estamos tratando de conseguir el apoyo del Gobierno porteño. Sería muy importante y aceleraría los plazos”, apuntó Schuster.
En lo inmediato, la inquietud radica en que las clases deberían empezar el 24 de marzo y todavía no se sabe con qué número de aulas se contará. La propuesta inicial era alquilar el Instituto Herzl, una escuela primaria y secundaria, con patio y cancha de fútbol, en Tucumán 3177. Pero surgieron dificultades porque pesan numerosos embargos sobre la propiedad. Los abogados de una y otra parte buscan una salida formal que dé garantías a la universidad. Al margen, la UBA convocó a ofertantes de escuelas o espacios similares. La convocatoria venció el viernes y esta semana se analizará si apareció alguna alternativa mejor que el Herzl. Lasautoridades de Sociales planean enviar al edificio que resulte alquilado al primer año de las cinco carreras.
Por ahora hay paciencia en los pasillos de Sociales. “Vemos positivamente el avance de las gestiones, pero esperamos que se concreten”, dijo Néstor Correa, de la Asociación Gremial Docente. “Los estudiantes estamos en estado de alerta. Todavía estamos esperando a que haya una solución concreta. Pero no vamos a llegar al primer día de clases sin tomar medidas. El conflicto no terminó para nosotros”, dijo Adriana Martínez, de la agrupación El Andamio, que preside el centro de estudiantes. “Si no tenemos garantías de que va a haber condiciones mínimas para cursar, no van a empezar las clases –avisó–. Además, está el problema de la falta de presupuesto, sobre todo para cargos docentes. De poco va a servir que se consigan más aulas si no tenemos docentes que den las clases.”