UNIVERSIDAD
La interminable destitución del decano de Ingeniería en la UBA
El consejo de la facultad aprobó ayer las pruebas que buscan sustentar la remoción de Cernuschi, votada hace dos meses. El gobierno de la universidad debe resolver la compleja situación.
Por Javier Lorca
No fue un déjà vu ni una curiosa inversión del tiempo: la Facultad de Ingeniería destituyó a fines de marzo a su decano, pero fue ayer, casi dos meses después, cuando se aprobaron las pruebas en contra de Bruno Cernuschi Frías. ¿Cómo se explica este embrollo? La presentación contra el funcionario ya había sido votada en su momento. Sin embargo, como informó este diario, el gobierno de la UBA consideró viciado el proceso y devolvió el expediente a la facultad, para que lo enmiende. Y eso es lo que acaba de hacer el consejo directivo de Ingeniería: amplió las pruebas y sostuvo la acusación de “inconducta e incapacidad para el cargo”. Ahora la cuestión deberá ser tratada, nuevamente, por el Consejo Superior de la universidad: tendrá que resolver si restituye a Cernuschi o aprueba su remoción.
Después de la destitución del decano –la primera ocurrida en los más de 180 años de la UBA–, y ante un recurso jerárquico elevado por Cernuschi, el rector Guillermo Jaim Etcheverry había impulsado un proyecto para anular la remoción y restituir al funcionario de Ingeniería. Ese proyecto fue relegado por la mayoría de los consejeros y, en su lugar, el Consejo Superior decidió, con la resolución 2961, devolverle las actuaciones a la facultad para que “se produzca la prueba ofrecida por el decano separado y se expida el consejo directivo”.
Cernuschi consideró que esa decisión del Superior “no resuelve sino que profundiza las ilegalidades que pretendió subsanar... Esta insólita medida parece sacada del manual del alumno permanente, es decir, de aquellos alumnos de películas argentinas del ‘40 que siempre repetían el curso”. En un nuevo recurso presentado ante el gobierno universitario, Cernuschi argumenta que si el proceso de destitución fue irregular, “como lo reconoce oblicuamente el decisorio 2961”, la consecuencia debería ser “declarar la nulidad de todo el proceso. Si sólo se hiciese una enmienda, es decir, en este caso, un remiendo, lo que tendríamos es la caída del estado de derecho”. “Todo debe ser dejado sin efecto, incluida mi arbitraria destitución, que nunca se ha consumado pues el proceso sigue abierto... Lo que se ha hecho es darme la razón jurídica sin admitir las consecuencias.” Para reafirmar su opinión y pedir que se reconsidere la medida, Cernuschi calificó a la resolución como “un desaguisado” y “un engendro antidemocrático”.
En una sesión extraordinaria celebrada en la tarde de ayer, el consejo directivo de Ingeniería aprobó con doce votos la ampliación de las pruebas contra el decano. Los consejeros que levantaron sus manos son los representantes de los mismos sectores que despidieron a Cernuschi: mayoría y minoría de profesores, mayoría de graduados (radicales) y minoría de alumnos (El Gradiente, ex frepasistas). “Lo que hicimos fue ampliar la presentación de acontecimientos que demuestran la inconducta y el incumplimiento de sus deberes por parte de Cernuschi. Como él desconoció esta instancia, ni siquiera hizo su descargo”, explicó un consejero a este diario. Con la suma de nuevas pruebas, los consejeros pretendieron anular el reclamo de que existía cosa juzgada. Y, mediante la instrucción del sumario por parte del presidente del Consejo Profesional de Ingeniería Civil, buscaron evitar el cuestionamiento de que el consejo directivo era juez y parte en el conflicto.
La crisis de Ingeniería vuelve, así, a quemar en manos del gobierno de la UBA. El Consejo Superior deberá expedirse sobre el nuevo recurso de Cernuschi y sobre el expediente ahora ampliado por la facultad. Salvo que lo trate sobre tablas, el tema no entrará en la sesión de mañana. Mientras, se cruzan versiones varias. Desde la posible intervención de la facultad hasta el “que se vayan todos” en Ingeniería. Desde “un golpe de Estado del radicalismo que apunta al Rectorado”, como sostienen los estudiantes y docentes que apoyan al decano destituido, hasta “una jugada de la derecha para desestabilizar a la universidad”, como afirman sus rivales políticos.