SOCIEDAD › DESAPRENSION DE CHICOS BRITANICOS CON EL SIDA
Jóvenes con la guardia baja
Por Marcelo Justo
La situación de los adolescentes británicos respecto del sida es alarmante. En medio de un aumento constante del número de afectados por el virus VIH a nivel nacional, una investigación oficial, basada en muestras de más de 220 mil chicos de entre 12 y 15 años, reveló esta semana que el nivel de conocimiento sobre las causas de la enfermedad ha disminuido drásticamente en relación con años previos.
La Unidad de Educación Sanitaria Escolar británica hizo un seguimiento comparativo mediante masivas encuestas de la situación de los adolescentes en 1993, 1995, 2001 y 2003. Los resultados fueron alarmantes, pero no sorprendieron a las autoridades. En 1995 un 77 por ciento de los muchachos de entre 12 y 13 años sabían que el VIH se podía transmitir por el contacto sexual directo. Esta cifra descendió a un 63 por ciento en el 2001. En el caso de la transmisión por uso compartido de jeringa, las cosas resultaron aún peores. En 1995, un 82 por ciento de las chicas de 12 y 13 años sabía que el virus se podía contagiar por este medio. Seis años más tarde sólo un 59 por ciento era consciente del problema.
Estos resultados reflejan la percepción social generalizada de que la enfermedad no es tan peligrosa como hace una década. Mientras que en 1993 un 34 por ciento de los adolescentes estaban bastante o muy preocupados por el sida, 10 años más tarde el porcentaje disminuyó a solo un 7 por ciento. Similares porcentajes se encuentran en el mundo adulto, pero esta pérdida del miedo no tiene nada que ver con la evolución concreta de la enfermedad. Las últimas encuestas indican que el número de infectados aumenta año tras año. En 2002 hubo 4204 nuevos casos de VIH en el Reino Unido. En 2003 los números se incrementaron nuevamente: más de cinco mil nuevos casos. La primera ONG británica que surgió con la aparición del sida en los ‘80, la Fundación Terence Higgins, subrayó la gravedad de la situación actual. “Con los porcentajes actuales de enfermedades transmitidas sexualmente es terrible que los jóvenes estén menos conscientes de los riesgos de tener relaciones sexuales sin adecuada protección o que no comprendan los mecanismos de transmisión del VIH”, señaló una portavoz de la fundación.
El problema no es nuevo, pero da señales evidentes de agravarse año tras año. En 2003 el Comité de Salud de la Cámara de los Comunes publicó un devastador informe sobre el tema. Según el comité, a pesar de la campaña gubernamental sobre salud sexual, el porcentaje de enfermedades sexualmente transmitidas era el más alto de los últimos cincuenta años. El comité señalaba que una de las causas del problema es que las distintas unidades a cargo del tema –subdivididas en sida, embarazos adolescentes, educación sexual, entre otras– no contaban con los fondos o el personal necesario para realizar su labor. El problema se arrastra desde hace décadas y, según distintos analistas, tiene múltiples facetas. “El informe del comité parlamentario dejó en claro que la educación sexual en las escuelas es excesivamente biológica, fragmentaria, escasa y tardía, que el sistema de planificación familiar y de anticoncepción está sometido a continuos recortes, que las clínicas de infecciones sexuales están desbordadas de demanda y sin recursos suficientes para atenderlas con el consiguiente problema de las listas de espera. Esta situación no es nueva y tampoco ha cambiado”, señaló el columnista Malcolm Dean este miércoles en el matutino The Guardian.
Otro factor que contribuye a la actual desaprensión adolescente respecto del sida es histórico. En los ‘80 la enfermedad era nueva y causaba pánico. El avance de la ciencia ha diluido el terror inicial: la aparición de distintos cocteles de drogas ha mitigado la sensación de vulnerabilidad. Consciente del problema, el gobierno está aumentando la inversión en programas preventivos. La última campaña del departamento de salud está teniendo un impacto positivo, pero según los críticos y escépticos está aún lejos de la estrategia global que se requiere. “No hay una materia obligatoria de educación sexual en las escuelas. Falta personal en las clínicas de atención y prevención. Peor aún, el tema no es una de las nueve prioridades que se ha planteado el gobierno en temas de salud. A menos que lo sea, la situación seguirá empeorando”, resumió Malcolm Dean.