La reconfiguración de las fuerzas políticas en la universidad dibujó una disidencia en la conducción del movimiento estudiantil. Al compás de la movilización y las reiteradas protestas, las diferencias políticas y estratégicas dentro del frente de izquierda que encabeza la FUBA habían quedado en segundo plano, aunque nunca acalladas. El dilema está planteado desde el viernes, cuando seis facultades se unieron detrás de la candidatura del decano de Medicina, Alfredo Buzzi, y en contra de la coalición que postula a Alberto Boveris. Si bien Boveris tiene una ligera ventaja sobre su rival, ninguno de los dos cuenta con los 119 votos necesarios para ganar en primera vuelta. Por eso, se volvieron codiciables los votos de los 23 consejeros estudiantiles de la FUBA.

La Federación Universitaria de Buenos Aires está presidida por el Frente 20 de Diciembre, que integran tres agrupaciones de izquierda: el brazo universitario del Partido Obrero (PO), su par del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) y la Corriente Estudiantil Popular y Antiimperialista (CEPA), ligada el PCR.

El PO mantiene la postura más dura: “No vamos a entrar en el juego de tener que elegir entre dos shuberoffistas alterinistas como Boveris y Buzzi. Sería una estafa –dijo a Página/12 Juan Pablo Rodríguez, uno de los copresidentes de la federación–. Boveris fue vicerrector de (Oscar) Shuberoff. Y Buzzi viene del mismo grupo que Boveris, hasta hace unas semanas apoyaba la candidatura de (Atilio) Alterini. Nuestra posición sigue siendo que primero hay que reformar los estatutos y democratizar la UBA y después elegir al rector”.

Del viernes al domingo, los dirigentes estudiantiles del MST y la CEPA participaron de diálogos y reuniones con los decanos y referentes del bloque que apoya a Buzzi, intentando hallar puntos de acuerdo, pese a que la presencia en el espacio de sectores kirchneristas hace crujir el rol opositor –a nivel nacional– de la izquierda. “Estamos dispuestos a buscar un acuerdo si hay una propuesta pública para democratizar la universidad, con plazos concretos, y si se va exigir un aumento presupuestario”, dijo a este diario Martín Bustamante (CEPA), también copresidente de la FUBA. “Para nosotros, no son todos lo mismo. Pero un conflicto así no se resuelve con una negociación entre pocos, sino con una propuesta pública y concreta que podamos discutir los estudiantes en las facultades.”

La dificultad de acordar aflora cuando los dirigentes estudiantiles insisten con planteos como la elección de un rector interino –aunque Buzzi admitió que lo aceptaría– o la caducidad de los mandatos de todas las autoridades para que sean reelegidas bajo un estatuto reformado –esto es rechazado en forma rotunda, por razones políticas y también legales–.

Entre las críticas que ayer recibió la FUBA, el científico y ex candidato a rector Alberto Kornblihtt intentó hacer reflexionar a los estudiantes: “Que Alterini ya no sea candidato, que haya un cronograma para tratar la reforma estatutaria, que vastos sectores de la UBA nos neguemos a la presencia policial en la universidad son hechos que los estudiantes deberían capitalizar como logros”, en lugar de persistir “en una obstaculización sistemática perjudicial para la universidad”.