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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
02 ABRIL 2000








 DESECONOMIAS
 por Julio Nudler


La culpa de la prensa

El inversor promedio de Wall Street debería hoy esperar 44 años para que las utilidades de las sociedades cuyas acciones posee alcancen a igualar la cotización de esos papeles. En vísperas del estallido de 1929 la relación precio/utilidades era de 33. Lo cual significa, linealmente, que la situación es hoy un tercio más explosiva. También, que la economía de Estados Unidos, lejos de enfriarse, debería acelerar su crecimiento para “justificar” el valor bursátil de sus corporaciones, dándoles oportunidad de realizar mayores ganancias. Pero, como alguien dijo, el crecimiento es posible pero no inevitable. En el caso del Nasdaq, que engloba las acciones tecnológicas de la llamada “nueva economía”, se requerirían varios siglos de lucros para juntar el precio del papel promedio. El fenómeno se extendió a Europa, donde las empresas de comunicaciones y las puntocom cotizan por las nubes.
Adicionalmente, Wall Street comenzó a mostrar una volatilidad antes reservada a bolsas pequeñitas, como la de Buenos Aires. Ya no sorprenden subas y bajas diarias de tres o cuatro puntos. Una fuerte razón de esto es el cambio de actitud de gigantescos inversores institucionales, como los fondos de pensión norteamericanos, que entran y salen de los papeles vertiginosamente. Pensar que en los primeros años de la Convertibilidad, cuando el MerVal todavía trepaba, el mensaje oficial aseguraba que no era una suba fugaz, ya que había sido impulsada por el ingreso de fondos de inversión, cuyas colocaciones no tenían un horizonte de días sino de años. Aquel optimismo resultó infundado.
Según sostiene Robert Shiller en su libro Exuberancia irracional, a punto de aparecer, la historia de las burbujas especulativas comenzó más o menos para la época en que nacieron los diarios. Los medios las inflaron y, con más entusiasmo e influencia que nunca, las siguen inflando. El argumento esencial sostiene que “esta vez es diferente”, que una nueva dinámica desconocida (para el caso Internet) explica lo inexplicable. Pero también durante las burbujas históricas se sostuvo que esa vez era diferente.