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Matematicas maravillosas
Algunos
ilusos, racionalistas empeder-nidos, sostienen que las matemáticas
son una ciencia exacta y hasta lógica, objetiva. Abundan
ejemplos en aritmética o en la mal llamada matemática
financiera que desmienten este aserto. Presentemos un ejemplo
de matemática mágica. Tengo un auto modelo 1987
que fue avaluado por una compañía de seguros, al
comprarlo en 6000 pesos. La prima entonces resultó 52,90
pesos mensuales. Está la lógica devaluación
anual. En líneas generales, junto con la devaluación
de la materia asegurada, procede la de la prima respectiva. Pero,
aquí empieza la magia. Cuando el auto fue avaluado en 3700
pesos la prima bajó a 52 pesos. Acabo de recibir las boletas
de pago con la revaluación del año 2000. Mi auto
está ahora avaluado en 2700 pesos. Menos de la mitad de
su estimación original. El seguro también ha bajado...
a 50 pesos. A una merma de más del 55 por ciento del valor
asegurado corresponde una merma del 8 por ciento de la prima respectiva.
Es fácil prever, matemáticamente, el resultado de
esta forma de cálculo, siempre, claro, que como hasta
ahora en los seis años precedentes no haya accidentes
de tránsito que alteren las curvas. Cuando
lleguemos en pocos años a un valor de 500 o 700 pesos estaré
pagando una prima de aproximadamente... 47 pesos mensuales. Se
abren dos posibilidades: que llegando a cifras tan insignificantes
para el valor del vehículo, abandonemos el seguro (al menos
la parte que no sea obligatoria) o que, mucho más acorde
con el espíritu de las compañías aseguradoras,
sigamos pagando una prima de 45 o 46 pesos por nada, cooperando
con total desprendimiento al mayor bienestar empresario.
Luis E. Sabini Fernández
[email protected]
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