Borramos
del léxico de los analistas la palabra devaluación
No
estamos asustados. A partir de marzo y abril las cosas van a empezar
a mejorar
No
habrá otro ajuste fiscal
Estamos seguros de que estamos mejorando
la vida de la gente
No hay que sentir complejo de inferioridad con Brasil
En la UIA, hay oligarquías empresarias que sólo
quieren protección y privilegios
La promesa de aumentar las jubilaciones
no es para este año
Para este año tampoco es posible bajar
impuestos si la recaudación viniera mejor de lo esperado.
Aunque sea ultrafiscalista, siempre
voy a creer en la cultura socialista de una distribución
más igualitaria del ingreso
Pablo
Gerchunoff es jefe de asesores, amigo personal, y alter ego del
ministro de Economía, José Luis Machinea. Su función
es pensar lo que Machinea no tiene tiempo de pensar y decir lo
que el ministro no puede decir. En este reportaje con Cash, analiza
qué sabe, qué quiere y qué no puede hacer
el equipo económico de la Alianza a casi cuatro meses de
haber asumido.
¿Están asustados?
No.
Las acusaciones de los consultores de que frenaron la reactivación,
la recaudación que no reacciona, el malhumor social. Tienen
para estarlo.
La reactivación no se frenó. Para entender
lo que pasa hay que partir de un diagnóstico correcto:
en el último trimestre de 1999 hubo un déficit fiscal
creciente y al borde del descontrol. Ese déficit fiscal
estuvo financiado por el propio colchón financiero que
el gobierno anterior armó y por la confianza que estaba
despertando el triunfo de De la Rúa. Esas eran circunstancias
excepcionales que convirtieron ese experimento en política
fiscal expansiva. Pero esa situación desembocaba en el
abismo.
¿Fue una fiestita?
Exactamente. Una fiestita que no llegó a la
gente. Pero nosotros no la terminamos. Iba a terminar de un modo
abrupto y brutal si no hacíamos una política fiscal
responsable.
La gente está pasándola mal y ahora tiene que
soportar un nuevo ajuste.
El escenario que teníamos por delante era un escenario
de colapso para la gente.
La gente votó a la Alianza esperando mejorar en la economía
de su vida cotidiana. ¿Cuándo van a empezar a sentirse
esas mejoras?
La gente vota cuando ve un gobierno creíble,
que le va a producir mejoras aunque sean lentas. Sabemos que esta
economía puede crecer entre el 4 y 5 por ciento anual sostenidamente.
Esto, comparado con las fluctuaciones de los noventa, sería
un progreso notable para la vida de la gente. No podemos hacer
magia: no podemos mejorar la vida de la gente de un día
para el otro. Tampoco creo que nadie esperara magia.
La esperanza, al menos, era no estar todavía peor que
antes.
Ah, no. Estamos convenidos de que no hicimos eso. El
país iba a una colisión. Mejoramos la vida de la
gente. Además, estamos mejorando la vida de la gente en
marzo conra febrero y en abril contra marzo.
Perdón...
Enero y febrero fueron dos meses malos. En marzo y
abril las cosas van a empezar a mejorar.
Los economistas, incluso algunos del propio gobierno, están
pensando en dos escenarios a futuro. El más probable, con
un 70 por ciento de ocurrencia, es que la economía siga
recuperándose y las cosas se tranquilicen. El otro escenario,
con una probabilidad del 30 por ciento, que no es menor, es que
la economía permanezca estancada y a partir de mitad de
año se vuelva a caer en recesión. En la jerga se
conoce a este último fenómeno como la doble
zambullida de la economía. ¿No sé si
escuchó este análisis en los últimos días?
Sí. Pero yo descarto totalmente este escenario
catastrófico. Si uno va a mirar el año 2000 tiene
que pensar en un escenario de crecimiento lento, que nos lleva
al 4 por ciento en todo el año. O en un escenario de crecimiento
más rápido estilo años noventa. El escenario
de equilibrio de fondo de pozo, el escenario depresivo, tiene
que estar dado por factoresinternacionales que golpeen a la economía
de manera muy adversa, lo que no parece factible este año.
Lo que plantean los economistas es que el parate en la reactivación
tiene que ver con cuestiones internas: el cambio negativo de expectativas
que originó el impuestazo. Y las dificultades del equipo
económico de recrear expectativas, con otras medidas para
impulsar la reactivación.
Es muy fácil mirarla desde afuera, y no contemplar
las alternativas de política económica que teníamos.
Por ejemplo, cuando llegamos al gobierno, el problema dominante
era el programa de financiamiento del sector público. En
apenas 110 días de gobierno, superamos un problema que
se consideraba crucial.
¿Salvaron la Convertibilidad?
Salvamos más que la Convertibilidad: salvamos
la solvencia del sector público y alejamos las palabras
devaluación o default (cesación de pagos) del léxico
de los analistas . Sabemos que vamos a vivir con Convertibilidad
diez años más, y después veremos.
¿En qué quedó la promesa de (José
Luis) Machinea de tratar de buscar mecanismos para aumentar las
jubilaciones?
Tiempo al tiempo. Tenemos que resolver algunos problemas
antes.
¿No es un anuncio para este año?
No.
¿Para este año tampoco es posible una rebaja
de impuestos si la recaudación viniera mejor de lo esperado?
No, tampoco es para este año. Insisto: necesitamos
consolidar un rumbo frente a la irresponsabilidad con que se manejó
el gasto y la deuda pública.
¿El Presidente consulta una segunda opinión cuando
se trata de decisiones económicas o se conforma con la
palabra de Machinea?
Tiene todo el derecho del mundo de consultar otra opinión.
Raúl Alfonsín se quedaba con lo que le decían
su ministro Juan Sourrouille y su equipo. Carlos Menem consultaba
a (Miguel Angel) Broda y a (Roberto) Alemann para chequear la
opinión de Cavallo primero y de Roque Fernández
después...
Cada presidente tiene su estilo. Mi deber como funcionario
del Presidente es darle mi pensamiento y mis alternativas. Nosotros
igual estamos muy seguros, muy tranquilos.
Fernando de la Rúa consulta a Fernando de Santibañes
que, además de ser su economista de confianza, es jefe
de la SIDE...
Con Fernando de Santibañes tenemos una relación
de intercambio diario de opiniones y casi siempre estamos de acuerdo.Hablamos
con todos los economistas del gabinete.
Entonces, ¿las decisiones son compartidas?
No lo diría porque sería injusto para
con De Santibañes, López Murphy y Llach. Coincidimos
en todo. Pero las decisiones son nuestras.
Por qué no avanzan con una reforma en el impuesto a
las Ganancias que elimine groseras injusticias, como ser que no
paguen impuestos las ganancias de capital. ¿Tienen miedo
que los tilden de socialistas?
Yo en su diario dije que era socialista, desarrollista
y liberal, así que no tengo miedo que me tilden de nada.
¿La cara que mostraron hasta ahora fue la ultraliberal?
No señor. La cara es una combinación.
Socialismo es una cultura a favor de una distribución más
equitativa y eso no se consigue en cien días.
¿Se sentaron con cara socialista a discutir con el FMI?
¿Usted me quiere decir que Juan B. Justo cuando
era un fiscalista a ultranza y un defensor de la economía
abierta no era socialista?
Eran otras épocas, ¿no?
La constante de una cultura socialista es que tenga como
objetivo de largo plazo una distribución más igualitaria
del ingreso, van estar siempre en mi, aunque sea ultrafiscalista.
Ser fiscalista hoy significa reconstruir la capacidad del Estado
de hacer políticas.
¿Cómo se reconstruye la capacidad del Estado
si no se cobra impuestos a alguien a las ganancias de capital
(por la venta de empresas, la compra venta de activos físicos,
acciones, o títulos públicos), o a las rentas financieras
o a la distribución de dividendos?
¿Usted cree que nosotros no discutimos si, por
ejemplo, había que gravar las rentas financieras? Llegamos
a la conclusión que no podíamos, por dos razones:
necesitamos desarrollar el mercado de capitales y que baje el
riesgo país. Además, hubiéramos tenido que
gravar los depósitos a plazo fijo, lo cual para un gobierno
que llegaba con la urgencia de dar un shock de credibilidad hubiera
rozado el límite con lo caótico. En cuanto a las
ganancias de capital es un tema que nos interesa. No sé
si para el primer gobierno de De la Rúa, pero me gustaría
dejar la función pública con una reforma integral
de Ganancias.
FMI,
planes A y B
|
¿Analizan
un plan B? ¿Le dan alternativas al Presidente
sobre qué hacer si la recuperación de la economía
no se concreta?
Nosotros siempre miramos la realidad y nos preguntamos
qué más hay que hacer para conseguir nuestro
objetivo: mantener las reglas del juego e insistir para que
caiga la tasa de interés para estimular la reactivación
del consumo.
Si están tan jugados a la reactivación y
ésta no llega, ¿no le parece que el Presidente
va a optar por otro ministro que le ofrezca alternativas?
Vamos a insistir en nuestras políticas. Para
discutir un plan B, primero uno tiene que ver el conjunto
de nuestro plan A. Salvo que se ponga muy ansioso, no puede
esperar que en 100 días despleguemos el conjunto de
la política. Hay reformas de mercado y del Estado que
recién empiezan.
Teresa Ter Minassian dijo que si la economía sigue
estancada y la recaudación no reacciona, entonces habría
que renegociar las metas con el Fondo. Eso significa el Gobierno
debería barajar y dar de nuevo en el escenario político
para negociar más ajuste fiscal.
No va a pasar. No va a haber otro ajuste. Pero,
¿quién le dijo que el FMI conoce el conjunto
de nuestro plan?
¿Hay algo que el FMI haya pedido a lo que no hayan
accedido?
La privatización del Banco Nación,
a lo que dijimos no. Y fue no. |
Las
oligarquías empresarias que buscan privilegios
Sin complejos frente a Brasil
Hay
quienes dicen que ustedes cedieron a las presiones sectoriales
que juegan alrededor del Mercosur?
Lo que nos dijeron desde corporaciones empresarias
en el proceso de negociaciones del Mercosur fue mortal. Lo que
se mintió en la Argentina sobre el éxodo de empresas
a Brasil fue impresionante. Fue un problema construido por grupos
corporativos que usaban el tema como elemento de presión.
¿Se refiere a la Unión Industrial?
El único nombre personal que dio el ministro
fue el del presidente de la Unión Industrial, Osvaldo Rial,
y tenía razón. Así como hablé de oligarquías
sindicales, hay oligarquías empresariales que quieren conservar
privilegios monopólicos y proteccionistas.
Tanto usted como el ministro Machinea trabajaron varios años
en la UIA y saben que Rial tiene bastante consenso en sus opiniones
dentro de la entidad.
Yo hablo con muchos industriales que me plantean que
o tenemos Mercosur o hay un colapso productivo.
¿Cómo hay que negociar en el Mercosur?
El Mercosur es una apuesta estratégica. Brasil
va a crecer en las próximas décadas más que
el promedio mundial , es un buen socio. Pero bajo condiciones.
Somos el 40 por ciento de la economía brasileña.
Canadá es el 8 por ciento de la economía norteamericana.
Francia es el 60 por ciento de la economía alemana. Quiere
decir que nos parecemos más a la relación FranciaAlemania
que a la relación CanadáEstados Unidos. Estamos
en condiciones de negociar y defender nuestra postura.
El vicecanciller, Horacio Chighizola, dijo que la relación
que había que tomar en cuenta era la poblacional. Y para
demostrar la diferencia de poder comparó los 170 millones
de habitantes en Brasil con los 37 millones de Argentina.
Discrepo fraternalmente con él, porque lo que importa
es el tamaño del mercado y no la cantidad de personas.
Es decir que no tenemos que sentir complejo de inferioridad.
De ningún modo. tenemos que tener nuestro propio
perfil. Saber que necesitamos modernizar nuestras economías,
con precios más bajos para los bienes de capital e insumos
difundidos.
¿Propone una baja del Arancel Externo Común?
Me gustaría revisar, con los socios, el arancel
externo a la baja. No es una amenaza, es una opinión personal.
el
gobierno quiere avanzar con la libre
elección entre pre-pagas y obras sociales
Con
la reforma, los salarios van a aumentar
La
reforma laboral es una política procompetitiva. Adivine
¿por qué? -provoca Gerchunoff
Porque baja los costos laborales vía reducción
salarial.
No es así. Salvo que usted me diga que el diagnóstico
del Fondo Monetario es el mismo que el de Moyano. La razón
por la que va a aumentar la competitividad como consecuencia de
la ley laboral es que vamos a poder ampliar los incrementos de
productividad a miles de empresas que no pudieron aumentar la
productividad en la década del noventa. Hasta ahora todo
el incremento de productividad estuvo concentrado en las grandes
empresas. Lo que queremos es que aquellos que quedaron afuera
puedan entrar. Reforma laboral es equivalente a aumento de empleos
y aumentos de salarios, porque es aumento de productividad.
Cavallo decía que los aumentos de productividad se iban
a traducir en aumentos salariales. Pero en los noventa quedó
demostrado que los empleados terminaron haciendo más tareas,
fueron más productivos, pero cobrando menos.
En las empresas en las que realmente aumentó la productividad
ha habido incrementos salariales. El problema es que hay un segmento
tan grande de la economía que se quedó tan fuera
del impulso modernizador que no son capaces ni de mantener el
empleo, ni de aumentar salarios. Queremos que haya nuevamente
negociaciones colectivas, que estuvieron congeladas durante mucho
más que una década, en las que los trabajadores
puedan discutir libremente las condiciones laborales, el salario,
el empleo, todo.
¿Cómo puede un trabajador rediscutir todo, con
la esperanza de alguna mejora, cuando está presionado por
escenario con 14 por ciento de desempleo?
Cuando hay 14 por ciento de desempleo, el peor escenario
para el trabajador es la ausencia de negociación y el capitalismo
salvaje. Lo que sucede es que hay una oligarquía sindical
que defienden convenios viejos, que cubren solamente al 25 por
ciento de los trabajadores, olvidándose del trabajo en
negro y del problema previsional .
¿Usted está de acuerdo con que el Gobierno haya
negociado con esa oligarquía sindical una reforma laboral
a cambio asegurarles un manejo discrecional de los fondos de las
obras sociales?
No me consta. Si usted me planteara por hipótesis
el tema del canje de ley laboral por obras sociales, yo le respondo:
este país necesita tanto una ley laboral, como un nuevo
sistema de salud. En este sistema, las obras sociales van a tener
un lugar importante, pero la libre elección también.
¿Ya existe la libre elección entre obras sociales;
esto significa que también habrá entre obras sociales
y prepagas?
Sí, habrá libre elección, pero
con prepagas que se ajusten a la regulación de una superintendencia
eficiente. No un sistema de salud que produce un descreme porque
las prepagas se llevan a los trabajadores de mayores salarios
y dejan sin protección a los de menores.
¿En la carta de intención firmada con el FMI
está este punto como un objetivo?
Yo no leo la carta de intención...
Pero la escribió usted...
No es así. El tema de las obras sociales creo que
está, pero la verdad que no lo recuerdo específicamente.
Pero no me importa, porque lo que allí se diga no tiene
nada que ver con lo vasto y rico de la reforma del sistema de
salud que nos proponemos.
Nadie
pide una deva
|
¿Hay
grupos económicos o de interés que hoy están
presionando por la devaluación?
El 70 por ciento de la gente está a favor
del mantenimiento de la Convertibilidad. Los grupos corporativos
o de intereses que están a favor de la devaluación
son muy fragmentados y opinan ocasionalmente. La opinión
anticonvertibilidad es más bien una opinión
de cenáculo intelectual antes que de actores sociales
relevantes.
El último informe de research del Deutch Bank cuantifica
la falta de competitividad de la economía argentina
en 17 por ciento, que es lo mismo que decir que el peso está
sobrevaluado en esa magnitud. ¿Le parece razonable
esa medida?
Podríamos inventar un ejercicio con sobrevaluación,
otro con subvaluación del peso. Esa no es una pregunta
que se deba formular en una economía bimonetaria, donde
lo que importa es la competitividad.
Esa respuesta es exactamente la misma que decía
Cavallo para eludir la cuestión del atraso cambiario.
Respondo con la verdad. Prefiero hablar de aumentar
la competitividad, que esta economía exporte más,
para poder crecer del 5 por ciento anual. Y esta es una tarea
que no se acaba nunca. Además, tenemos por delante
todavía un crecimiento de los precios de los bienes
que exporta Argentina y un proceso de revaluación de
la moneda brasileña. |