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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
29 OCTUBRE 2000








 BUENA MONEDA
 por Alfredo Zaiat


¿Otro golpe de mercado?

Es impresentable ante los seguidores de la Alianza que queda. Hasta hace pocos días dirigentes del Frepaso y de la UCR lo señalaban como uno de los principales responsables del modelo de exclusión social que dejó diez años de menemismo. Su discurso bochornoso en la noche que se resistía a aceptar que había perdido las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires lo había mandado a cuarteles de invierno. Con apenas esos botones, que por cierto no son todos, vale suponer que algo no debe estar andando muy bien si el Gobierno necesita abrazarse al chaleco de Domingo Cavallo. Si cuando se cambió el gabinete y se lanzó el paquete proinversión la idea era mostrar un equipo económico fortalecido, resucitar a Cavallo como garante ante el mercado va en dirección opuesta. Más bien es poner en evidencia la debilidad y la falta de confianza que enfrenta José Luis Machinea. ¡Qué destino el de Machinea! Asumió el Ministerio de Economía con esa íntima voluntad de revancha por la crisis padecida en 1989, que tumbó al equipo que integraba junto a Juan Vital Sourrouille. Golpe de mercado que lo tuvo a Cavallo como uno de sus impulsores. Ahora, luego de hacer una y otra vez el auto de fe de conversión a la ortodoxia fiscalista, se enfrenta a otro golpe de mercado. Las vueltas de la vida lo llevaron a buscar cobijo en ese mismo hombre que en su momento allanó el camino para su paso al ostracismo. Y que muchos lo ven como su reemplazante al frente del Palacio de Hacienda.
Cavallo ha pasado a ocupar el lugar que tenía Alvaro Alsogaray en décadas pasadas como representante de intereses de los grupos de poder económico. En las actuales circunstancias, vale recordar la participación del capitán ingeniero en los primeros meses del gobierno de Carlos Menem, cuando la segunda hiperinflación había sumergido a la economía en un caos. Alsogaray llegó a pronunciar un discurso por Cadena Nacional apoyando a una administración que parecía sin rumbo. Ahora es el turno de Cavallo. Y como enseña esa historia reciente, no hay retorno cuando se cruzan fronteras dando la espalda a lo que fue un Programa de Gobierno presentado antes de las elecciones presidenciales.
Atrapado por la (i)lógica económica que va marcando el mercado, Machinea ha quedado con escasas herramientas para ganarse la confianza de los operadores. En un contexto internacional que no ayuda para nada, con depreciación del euro y del real, el barril del petróleo por encima de los 30 dólares y el miedo a una fuerte desaceleración del crecimiento de los países desarrollados, Argentina ha quedado en el ojo de la tormenta. Los muchachos de Machinea tampoco hicieron mucho para no mojarse en la tempestad. No sólo fue inoportuno, debido a las turbulencias financieras internacionales, sino irresponsable haber colocado deuda convalidando tasas de interés de hasta el 14 por ciento anual la semana pasada. El abc del negocio del crédito dice que si un deudor tiene que refinanciar sus vencimientos a tasas crecientes, indudablemente aumentará aceleradamente su riesgo de insolvencia. Por ese motivo, después de emitir bonos a tasas altísimas, Economía padeció la previsible ola de rumores sobre la inminencia de la cesación de pagos, que Machinea busca frenar negociando en secreto un rescate financiero por 15 mil millones de dólares con bancos, el FMI y el Tesoro de Estados Unidos.
No es fácil ir en contra de los mercados. Más bien es un desafío temerario y con resultado incierto. Pero eso no significa que para un equipo económico lo único que le queda es hacer seguidismo de ignorantes economistas de la realidad argentina, radicados en Nueva York, que trabajan en bancos de inversión. Y menos que deba resignarse a un posibilismo que tarde o temprano terminará por llevarlo al fracaso. Frustración que reconocerá falta de audacia, que quedará en evidencia con la arremetida final de un golpe de mercado.