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DESECONOMIAS |
por
Julio Nudler
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Tasando el campo
Quien
busque las claves del paro agrario, y de otras desesperaciones,
podrá hallar al menos una, verdaderamente decisiva, en
un informe del Research Department (Departamento de Investigaciones)
del Banco Francés, dirigido por Ernesto Gaba. Allí
se explica que la deflación desalienta la inversión
y la mejora tecnológica al reducir el flujo de ingresos
nominales de las empresas por la caída en los precios de
venta, disminuyendo por tanto también el valor patrimonial
de las firmas, lo cual ayuda a entender la tendencia bajista de
la Bolsa. (Como disgresión, asombra recordar que, a comienzos
de la convertibilidad, Domingo Cavallo predijera un proceso deflacionario
que vendría a mejorar el tipo de cambio real. Por suerte
para él, su predicción no se cumplió mientras
fue ministro.) Ocurre que, mientras ceden los ingresos, no hay
garantía alguna de que suceda otro tanto con los costos.
Ello dependerá de la ubicación particular de cada
empresa. Pero sabemos, por ejemplo, que varios servicios públicos
privatizados, que son monopólicos o casi, no redujeron
sus tarifas, e incluso las aumentaron por la inflación
estadounidense. El informe del Francés hace hincapié
en la tasa de interés nominal, que se carga sobre los pasivos
de la empresa y que no desciende como el valor de sus activos
porque en un sistema dolarizado y con libre movimiento de capitales
la tasa internacional le pone un piso a la interna. Por ende,
con deflación en la Argentina e inflación en Estados
Unidos y Europa, la tasa interna sufre una fuerte presión
alcista. Ahora los números. El valor de mercado de la tierra
apta para cultivar trigo cayó a un ritmo del 16 por ciento
anual entre junio del 98 y de 00. Caída total:
29,4 por ciento. En el mismo lapso, la tasa anual nominal de interés
sobre los créditos tuvo un piso del 10,1% (tasa prime)
y un techo del 20,5% (adelantos en cuenta corriente). Combinando
el valor de los activos y la tasa nominal se concluye que la tasa
real de interés fue como mínimo del 31,0% y, como
máximo, del 43,4% anual para las explotaciones del área
triguera. ¿Se entiende el paro?
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