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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
07 ENERO 2001








 EL BAUL DE MANUEL
 por M. Fernandez López


Veranee en Argentina

El eslogan, difundido por TV, un medio que considera a su público como de edad mental 11 años, en boca de un antiguo animador de programas infantiles, lo sentimos como una mano que se introduce por atrás en nuestra ropa y nos palpa el tujes sin nuestro consentimiento. La apelación podría fundarse en una suerte de proteccionismo, como la prescripción “compre argentino” en boga hace unas décadas, según la cual es ventajoso conservar el dinero dentro del país, calificado por Samuelson como argumento proteccionista burdamente erróneo y ejemplificado por él con una frase de Lincoln: “Yo no sé gran cosa del arancel. Lo que sé es que cuando compro una chaqueta de Inglaterra yo me quedo con la chaqueta e Inglaterra con el dinero, mientras que si compro una chaqueta de este país, yo tengo la chaqueta y Estados Unidos se queda con el dinero”. En este caso, como las alternativas más comunes a ir a Mar del Plata son Punta del Este o Camboriú, la traducción es: “Si hago turismo afuera, yo disfruto y Uruguay/Brasil se quedan con el dinero”. ¿Dónde está lo malo? ¿En que yo disfrute o en que el dinero se lo queden Uruguay y Brasil? Lo primero es inaceptable y si fuera aceptable lo segundo, ¿a qué jugamos en el Mercosur?, ¿a ser más rápidos que ellos? Otro motivo puede ser el estado de penuria que se vive y la necesidad de que todos aportemos en la medida de nuestra posibilidad. Ello es un llamado a la solidaridad. Si de eso se trata, en lugar de costosas campañas por TV, ¿por qué no hacer como Pellegrini, y reunir a los que tienen su plata en el exterior y pedirles que la traigan al país? Tal vez porque se tendría como respuesta que ellos llevan su plata adonde obtienen más rentabilidad neta. Pues ¿cuáles son las reglas del juego? Un mismo juego –en este caso, el juego de vivir en la Argentina– no puede jugarse con dos reglas distintas a la vez. O rige el “modelo”, es decir, la regla del mercado, o lucha de todos contra todos. O rige la solidaridad, donde el Estado equilibra diferencias sociales, y fija normas conducentes a que los que más tienen ayuden a quienes tienen menos o no tienen nada. En todo caso, el Estado no puede pedir a las personas que no procuren maximizar la utilidad de vacacionar, teniendo en cuenta los precios correspondientes y el ingreso disponible para gastar. Lo que sí puede hacer es redistribuir ingresos para elevar los tramos más bajos, y que mayor número pueda tener acceso al turismo.

Cumpleaños

Ayer, además de Reyes, fue nuestro aniversario. Todo comenzó en un viaje a Venezuela, a fines de 1990. Mi compañero de avión me dijo: “Estoy vinculado a Cash, y están ávidos de colaboradores. Pienso en notas como las que sacaba Enrique Silberstein en El Mundo”. Yo recordaba tales notas, aunque vagamente, y apenas llegamos a destino, para participar en un seminario de dirigentes sindicales, fui a la biblioteca de la Universidad para consultar las Charlas económicas del autor argentino. De regreso, tras sudar varios días, compuse dos notas y, telefonazo mediante, mi amigo me indicó ver a Julio Nudler, lo que me llenó de esperanzas pues habíamos cursado materias en común al comenzar la licenciatura en economía. Nudler las leyó, se interesó por esas colaboraciones y las aceptó enseguida. Nudler le acercó los originales a Marcelo Zlotogwiazda, en ese momento a cargo del suplemento, proponiendo que la sección se denomine el “Arcón de Manuel”. Me llamó Marcelo para decirme que se había aprobado la idea. El domingo 6 de enero apareció, con el título adaptado como el “Baúl de Manuel” y una viñeta de Rep. No puedo contar mi alegría. A partir de allí, por mucho tiempo hacer las notas fue el centro de mi preocupación. La estructura lógica era como un polígono, con vértices en los hechos reales, área de la ciencia en que se inscriben, estado actual del conocimiento, literatura respectiva y vocabulario popular. Cualquier vértice podía desencadenar un tema, y de él pasaba a los siguientes a través de estudio. Me fueron llegando ecos de algunos lectores que no hubiera soñado, como Gregorio Weinberg, Enrique García Vázquez, los médicos del Borda, profesores de varias universidades (del Litoral, del Sur, de Salta, de Cuyo, etc.) A veces, otros medios reproducían alguna nota, como Eduardo Aliverti en sus programas o en Realidad Económica. Algunas fueron delirantes, como Orozcónomo, inspirada en Los Orozco de León Gieco, que Alfredo Zaiat, a cargo ahora de la sección y del Cash, hizo publicar en la contratapa. Otras las recuerdo emocionado, como las que escribí en el hospital, luego de sufrir un infarto, que mi hija de corta edad pasó a máquina como pudo. Otro momento de gran alegría tuvo lugar cuando el diario publicó como libro-obsequio las Memorias de Belgrano en su grafía original. Gracias, lector. Gracias, Página.