Veranee en Argentina
El eslogan, difundido por TV, un medio que considera a su público
como de edad mental 11 años, en boca de un antiguo animador
de programas infantiles, lo sentimos como una mano que se introduce
por atrás en nuestra ropa y nos palpa el tujes sin nuestro
consentimiento. La apelación podría fundarse en una
suerte de proteccionismo, como la prescripción compre
argentino en boga hace unas décadas, según la
cual es ventajoso conservar el dinero dentro del país, calificado
por Samuelson como argumento proteccionista burdamente erróneo
y ejemplificado por él con una frase de Lincoln: Yo
no sé gran cosa del arancel. Lo que sé es que cuando
compro una chaqueta de Inglaterra yo me quedo con la chaqueta e
Inglaterra con el dinero, mientras que si compro una chaqueta de
este país, yo tengo la chaqueta y Estados Unidos se queda
con el dinero. En este caso, como las alternativas más
comunes a ir a Mar del Plata son Punta del Este o Camboriú,
la traducción es: Si hago turismo afuera, yo disfruto
y Uruguay/Brasil se quedan con el dinero. ¿Dónde
está lo malo? ¿En que yo disfrute o en que el dinero
se lo queden Uruguay y Brasil? Lo primero es inaceptable y si fuera
aceptable lo segundo, ¿a qué jugamos en el Mercosur?,
¿a ser más rápidos que ellos? Otro motivo puede
ser el estado de penuria que se vive y la necesidad de que todos
aportemos en la medida de nuestra posibilidad. Ello es un llamado
a la solidaridad. Si de eso se trata, en lugar de costosas campañas
por TV, ¿por qué no hacer como Pellegrini, y reunir
a los que tienen su plata en el exterior y pedirles que la traigan
al país? Tal vez porque se tendría como respuesta
que ellos llevan su plata adonde obtienen más rentabilidad
neta. Pues ¿cuáles son las reglas del juego? Un mismo
juego en este caso, el juego de vivir en la Argentina
no puede jugarse con dos reglas distintas a la vez. O rige el modelo,
es decir, la regla del mercado, o lucha de todos contra todos. O
rige la solidaridad, donde el Estado equilibra diferencias sociales,
y fija normas conducentes a que los que más tienen ayuden
a quienes tienen menos o no tienen nada. En todo caso, el Estado
no puede pedir a las personas que no procuren maximizar la utilidad
de vacacionar, teniendo en cuenta los precios correspondientes y
el ingreso disponible para gastar. Lo que sí puede hacer
es redistribuir ingresos para elevar los tramos más bajos,
y que mayor número pueda tener acceso al turismo.
Cumpleaños
Ayer,
además de Reyes, fue nuestro aniversario. Todo comenzó
en un viaje a Venezuela, a fines de 1990. Mi compañero de
avión me dijo: Estoy vinculado a Cash, y están
ávidos de colaboradores. Pienso en notas como las que sacaba
Enrique Silberstein en El Mundo. Yo recordaba tales notas,
aunque vagamente, y apenas llegamos a destino, para participar en
un seminario de dirigentes sindicales, fui a la biblioteca de la
Universidad para consultar las Charlas económicas del autor
argentino. De regreso, tras sudar varios días, compuse dos
notas y, telefonazo mediante, mi amigo me indicó ver a Julio
Nudler, lo que me llenó de esperanzas pues habíamos
cursado materias en común al comenzar la licenciatura en
economía. Nudler las leyó, se interesó por
esas colaboraciones y las aceptó enseguida. Nudler le acercó
los originales a Marcelo Zlotogwiazda, en ese momento a cargo del
suplemento, proponiendo que la sección se denomine el Arcón
de Manuel. Me llamó Marcelo para decirme que se había
aprobado la idea. El domingo 6 de enero apareció, con el
título adaptado como el Baúl de Manuel
y una viñeta de Rep. No puedo contar mi alegría. A
partir de allí, por mucho tiempo hacer las notas fue el centro
de mi preocupación. La estructura lógica era como
un polígono, con vértices en los hechos reales, área
de la ciencia en que se inscriben, estado actual del conocimiento,
literatura respectiva y vocabulario popular. Cualquier vértice
podía desencadenar un tema, y de él pasaba a los siguientes
a través de estudio. Me fueron llegando ecos de algunos lectores
que no hubiera soñado, como Gregorio Weinberg, Enrique García
Vázquez, los médicos del Borda, profesores de varias
universidades (del Litoral, del Sur, de Salta, de Cuyo, etc.) A
veces, otros medios reproducían alguna nota, como Eduardo
Aliverti en sus programas o en Realidad Económica. Algunas
fueron delirantes, como Orozcónomo, inspirada en Los Orozco
de León Gieco, que Alfredo Zaiat, a cargo ahora de la sección
y del Cash, hizo publicar en la contratapa. Otras las recuerdo emocionado,
como las que escribí en el hospital, luego de sufrir un infarto,
que mi hija de corta edad pasó a máquina como pudo.
Otro momento de gran alegría tuvo lugar cuando el diario
publicó como libro-obsequio las Memorias de Belgrano en su
grafía original. Gracias, lector. Gracias, Página.
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