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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
25 MARZO 2001








 BUENA MONEDA


Juegos peligrosos

Por Alfredo Zaiat

El terreno está preparado. Una agobiante recesión que pronto cumplirá tres años. Un estado general de depresión por las dificultades económicas y las tensiones sociales. Una parálisis de la inversión productiva ante la incertidumbre sobre lo que vendrá. Una profunda y preocupante crisis política. Con ese decorado, el escenario está montado para que el primer actor empiece la función. Domingo Cavallo sabe que en el caos es donde mejor se mueve. Y por ese motivo regresó. Pero también sabe que, pese al desalentador clima que se vive en el país, el caos todavía no es lo suficientemente intenso como para generar la fase de desesperación de una crisis. El viernes, el deterioro de las variables financieras apuró las definiciones. Y Cavallo se ha montado en ese pánico para acelerarlas. Primero amenazó con que si no obtiene superpoderes, faltará dinero en el Tesoro, lo que es lo mismo que decir que se ingresará en cesación de pagos. Después advirtió que si no le dan carta libre para hacer y deshacer en materia impositiva, laboral, previsional y de reforma del Estado, la economía no podría mejorar su competitividad bajando un 20 por ciento sus costos. O sea, que la salida traumática para ese problema sería la devaluación.
Jugar con la posibilidad de la bancarrota o de la explosión de la paridad cambiaria es tan audaz como peligroso. Ese descaro por caminar por los bordes es la esencia misma de Cavallo, elogiada y denostada al mismo tiempo por muchos. Su estrategia para conseguir lo que quiere es conocida, lo que no implica necesariamente que sus rehenes hagan algo para evitarla. Por el contrario, han caído en su trampa con un placer de autoflagelación que no deja de sorprender. Sólo un ingenuo puede pensar que el reclamo insistente por concentrar poderes será solamente para luchar contra la burocracia excesiva, la corrupción, la evasión y el despilfarro, como enumeró en su primera irrupción ante la prensa en el microcine del Ministerio de Economía. Para esas tareas no se necesitan poderes especiales. Vale entonces la pena mencionar, para al menos estar preparados, que la convertibilidad del 1 a 1 con el dólar se debe modificar por ley. Pero con facultades legislativas, que delegan con el ahora famoso artículo 76 de la Constitución, el Ejecutivo puede crear un régimen cambiario de cesta de monedas convertibles.
Los escenarios económicos sociales como los que se están viviendo son bisagras de etapas en el desarrollo del país, que según como se vayan a resolver definirán las condiciones futuras de crecimiento y calidad de vida de la población. Son momentos en que la sociedad acepta la magia que le presentan con tal de salir del atolladero. En las últimas tres décadas ha habido otras tantas crisis, incluida la actual, con esas características.
A fuerza de las armas, la última dictadura militar impuso el plan económico de Martínez de Hoz. Con el apoyo cómplice de un sector importante de la sociedad que quería dejar atrás el clima de violencia, los militares lograron el disciplinamiento social difundiendo el miedo a desaparecer, dejando así el campo libre para la infame experiencia económica inaugurada el 4 de abril de 1976.
La hiperinflación legada por Raúl Alfonsín actuó como otro potente disciplinador social, que ante el miedo del retorno a los días del descontrol de precios habilitó al gobierno de Carlos Menem a dilapidar valiosos activos públicos acumulados por generaciones de argentinos y a consolidar un bloque de poder económico al tiempo de una pauperización de vastos sectores de la población.
La recesión que dejó Menem y que se prolonga en insoportables 33 meses servirá como otro fulminante disciplinador social. La promesa de salir de ese pozo facilitará la definición, con la dosis de heterodoxia que ahora muestra Cavallo, de las reformas estructurales pendientes: laboral, previsional, obras sociales y privatizaciones. Superada esta crisis y ya con la recesión como recuerdo, se empezarán a ver las consecuencias de este juego.