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DESECONOMIAS |
por
Julio Nudler
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Cordobeses agrandados
Se
agrandaron los cordobeses. Un reciente documento de Fundación
Mediterránea lleva este sugestivo título: Los
cordobeses tienen mejores expectativas, pero indefectiblemente
dependen de cambios nacionales favorables. El trabajo, firmado
por Nadín Argañaraz y Juan Manuel Garzón,
informa que los consumidores de la provincia durante los últimos
meses evidenciaron mayor confianza en la marcha de la economía,
en comparación con la expresada por el conjunto de los
argentinos, y que ello revelaría la percepción de
una mejor marcha económica de Córdoba, en relación
con la del país. Además, y esto en relación
con las otras jurisdicciones, se resalta que el delasotismo (aunque
sin nombrarlo) consiguió ya la sanción de una ley
de responsabilidad fiscal, mientras que los demás distritos
deberían recién iniciar las discusiones. De todas
maneras, es de esperar o temer que el agrande no se limitará
a la provincia mediterránea. Hasta ayer nomás la
Nación se comportaba como el preceptor de la clase, reprendiendo
a los gobernadores como si fueran alumnos desobedientes y desprolijos.
Además se publicaban escandalosos números sobre
sueldos y gastos de las legislaturas provinciales. La Secretaría
de Hacienda nacional se manejaba con el interior como el Fondo
Monetario con los países del Tercer Mundo, imponiendo metas
y administrando premios y castigos. Ahora, de repente, junto con
la vertiginosa dilución de la figura presidencial crece
la de los gobernadores, que se erigen en los únicos posibles
garantes del sustento político para que Economía
pueda pelear la crisis. La imagen de Carlos Ruckauf como avalista
de Domingo Cavallo produjo el viernes el efecto de esos escenarios
giratorios que permiten cambiar bruscamente el decorado, y con
éste todo el sentido de la comedia representada. Ya nadie
se acordó de la lengüeta firmada de las zapatillas,
y tampoco de los desaguisados fiscales bonaerenses. Ahora es la
Nación la pecadora, y toda la virtud reside en las provincias,
que acuden a redimirla. Amén.
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