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ECONOMíA EN PAGINA/12 WEB
25 FEBRERO 2001









- 15 de abril. En los “mercados” dicen que ese día Argentina entraría en cesación de pagos y que la crisis sería tan grave que dejaría a la Convertibilidad al borde del colapso.

- “Es cierto, (los inversores) han llegado
a la conclusión más o menos generalizada de que ésa es la fecha del default”, admitió a Cash un integrante del equipo económico.

- La estrategia de Cavallo en su carrera contra el reloj, ¿llegará a tiempo?

 

 

Contra el reloj

Por Maximiliano Montenegro

15 de abril. Si para ese día Domingo Cavallo no consigue un nuevo paquete financiero con el Tesoro norteamericano, el Fondo Monetario y/o bancos y AFJPs, en los “mercados” afirman que Argentina entraría en cesación de pagos y que la crisis sería tan grave que dejaría a la convertibilidad al borde del colapso. “Es cierto, (los inversores) han llegado a la conclusión más o menos generalizada de que ésa es la fecha del default”, admitió a Cash un integrante del equipo económico, quien reconoció además que “a medida que llegue esa fecha se van a ir asustando cada vez más”. Cavallo sabe que corre contra reloj.
Y aprovechó esta situación para presionar sobre la dirigencia política para obtener los superpoderes. Su estrategia es saltear la “fecha D”, cambiar las expectativas internas, que la economía se ponga en marcha
y que las señales de despegue hacia julio o agosto permitan al Gobierno volver a los mercados de crédito internacionales, hoy vedados.
¿Llegará a tiempo?

Bomba. Este año, Argentina enfrenta vencimientos de intereses de la deuda externa pública por 11.500 millones de dólares y de capital por otros 14.300 millones. De esos compromisos, el Gobierno preveía pagar unos 5000 millones de intereses con ingresos fiscales, y el resto (20.500 millones entre capital e intereses) refinanciarlo; es decir, “pagar” los vencimientos con nuevos créditos. El problema, justamente, es que, como dijo Cavallo, los “mercados están cerrados” para que Argentina refinancie los vencimientos. De otro modo: siempre que el riesgo país estuvo por encima de los 800 puntos básicos (8 por ciento más que la tasa de interés que paga el Tesoro norteamericano), el Gobierno no encontró forma de tentar a los inversores externos para que refinancien los abultados vencimientos de la deuda argentina. El viernes, el riesgo país terminó en 995 ptos. básicos, después de haber alcanzado el pico de 1060 puntos, un nivel comparable con el peor momento de la crisis desatada por la renuncia de Carlos “Chacho” Alvarez en octubre pasado.

Blandaje. Desde diciembre hasta que concluya marzo, el Gobierno habrá levantado vencimientos por más de 10.000 millones de dólares. Lo hizo gastando plata del “blindaje” negociado por Machinea que a esta altura ya nadie duda que, pese al marketing oficial, es un “blandaje”. Porque no había asegurados 40.000 millones de dólares como se publicitó, lo que le habría dado aire al Gobierno con mercados cerrados por un año y medio, sino a lo sumo unos 12 mi millones. Esos son los fondos que concretamente aportarían el FMI (8700 millones), el Banco Mundial (1400 millones), el BID (1200 millones) y España (1000 millones) durante este año. El resto no eran más que promesas de bancos y AFJPs de aportar los recursos en caso de crisis, sin ninguna condición respecto de la tasa de interés, es decir, a las condiciones de “mercado”. Sin embargo, en medio de la crisis, el “mercado” de títulos de la deuda argentina desaparece, porque bancos, inversores y AFJP saben que a tasas de interés exorbitantes como las actuales la deuda se vuelve impagable. Y temen, por lo tanto, que seguir prestándole al Gobierno pase de ser un negocio muy rentable, pero riesgoso, a un negocio ruinoso.

Día bomba. Los principales bancos de inversión sacan cuentas y llegan a la conclusión de que, en el mejor de los casos, los fondos del blandaje llegan para cubrir los vencimientos de la deuda hasta el 15 de abril, siempre y cuando se anticipen desembolsos pendientes del Fondo y los otros organismos. “Cavallo sabía que la granada estaba a punto de estallar. No es tan ingenuo. Si sabía que no podía desactivarla hubiera dejado que explote, y después asumía”, explican los cavallistas, dando por descontando que el jefe ya tiene abrochado el financiamiento necesario.

El Capital de Marx. El secretario de Financiamiento, Daniel Marx, va en camino de batir el record Guinness de ser el único funcionario en el mundo que, al frente de un área siempre en crisis, es requerido por diversas administraciones. Con Sourrouille sobrevivió a la híper; con el primer Cavallo negoció la reestructuración de la deuda llamada Plan Brady; con Machinea estuvo a punto desembocar en la cesación de pagos, pero entonces negoció el blandaje que protegería al país supuestamente por casi dos años; y ahora de nuevo con Cavallo negocia para que el país no caiga en default el mes próximo. El viernes a última hora de la tarde se reunió con los mayores bancos internacionales que operan en el mercado local, los llamados “creadores de mercado”, y les pidió que consideraran prestarle al gobierno 2000 millones de dólares a tasas previas al salto del riesgo de la última semana. No por casualidad, la reunión se llevó a cabo después del pacto con Ruckauf para darle curso a las facultades extraordinarias en el Congreso. Ese dato, sumado a la figura de un Cavallo exultante, allanó la negociación. Quedaron en volver a conversar esta semana. Pero los funcionarios de Economía daban por seguro que los 2000 millones estarían disponibles y festejaban haberlos conseguido a tasas convenientes.
Sea como fuere, con esos fondos se lograría estirar hasta la última semana de mayo la “fecha de default”, pero no más.

Día a día. Dos días antes de esa negociación con un escenario político más despejado, la desesperación de Marx por garantizar fondos para el pago de la deuda lo llevó a evaluar “pisar” los sueldos de marzo de los empleados públicos. Pero le dijeron que, contablemente, ya era imposible dar marcha atrás. Para escapar a esa histeria del día a día, Cavallo necesita negociar un acuerdo más amplio, ya sea con el Tesoro norteamericano, con el FMI, o un “bono patriótico” con empresarios españoles, que tienen rentables inversiones en el mercado doméstico y están interesados en mantenerlas. Justamente, el ministro se apartará mañana por un día del hervidero de la política argentina para participar de una megaconferencia con empresarios españoles en Madrid.
El acuerdo global hasta el 2003 con el Fondo era de 13.700 millones, es decir que quedarían unos 5000 millones disponibles. Una alternativa sería adelantar parte de esos recursos. “Esos desembolso dependen de las negociaciones con el FMI”, comentó un funcionario a este diario.
¿Pero esa plata está disponible para Argentina?
–Sí, mientras se cumplan las metas (fiscales), que es un pequeño detalle.

Estrategia. Cavallo ya le planteó a sus colaboradores, a manera de arenga, claramente cuál es su estrategia. Reconstruir poder político y consenso social para revertir las expectativas en el mercado interno, conseguir financiamiento “fuera del mercado” para la transición, y apostar todo a que la salida de la recesión reabra –además de su carrera presidencial– los mercados financieros internacionales para el país. Para eso, sostiene, necesita cerrar un paquete de financiamiento, por lo menos, hasta agosto. Y no sólo está seguro de conseguirlo, sino que lo transmite con tanta confianza a su entorno que más de uno de los que le aconsejaron que no volviera ahora al ministerio, deslizó: “O está loco, o la tiene muy clara”.

Pantallas. El propio Ruckauf escuchó el miércoles de boca del ministro el planteo de esa estrategia: “Los acreedores van a reaccionar mal con este plan, va a subir el riesgo país, pero no importa, no hay que prestarle atención. Lo importante es lo que viene después”, le dijo. Otra anécdota ratifica esa táctica de conseguir espacio de maniobra al margen de los mercados, hasta tanto la situación se normalice. El martes 20, en su primer día como ministro de Economía de De la Rúa, llegó temprano al despacho ministerial del quinto piso, donde estaba reunido el renunciante Ricardo López Murphy con todo el equipo de FIEL.
“¿Qué tal Ricardo, cómo anda todo?”, saludó distendido.
“Muy preocupados, el FRB (uno de los bonos argentinos que cotizan en el exterior) llegó a 85”, le contestó Daniel Artana.
“Y eso es alto o bajo”, lo interrumpió Cavallo. “Déjense de joder, viendo todo el tiempo las pantallas (de las cotizaciones de los títulos argentinos) –le espetó–. Vení, Ricardo, acompañame que tengo que dar unaconferencia de prensa para desmentir que voy a devaluar y reestructurar la deuda”, le propuso con naturalidad ante la mirada atónita del equipo saliente.

Dudas. Pese a esa displicencia, Cavallo no perdió oportunidad esta semana para presionar a la clase política con el fantasma de la crisis financiera. Y cada uno de los saltos del riesgo país le sirvieron para avanzar con sus demandas. Una visión conspirativa diría que el ministro alimentó esa incertidumbre para avanzar en el terreno local. Sin embargo, la ola de ventas de títulos argentinos en el exterior llevó por un momento a rebasar la reputación del propio Cavallo. Y las dudas se posaron sobre el futuro de su estrategia. Leonardo Leiderman, un ex FMI y hoy economista jefe del Deustch Bank a nivel mundial, escribió que “la duda es si el programa (Cavallo) no tiene un costo fiscal muy alto, poniendo la relación deuda/producto en un sendero insostenible”. Con una visión menos ortodoxa, muchos se preguntan si, en su carrera contra el reloj, llegará a tiempo para reactivar la economía antes de que la bomba explote.

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