PLáSTICA › ANDREA JUAN Y SU PROYECTO ANTARTIDA

Arte en la Antártida

Una artista becada por el Fondo de las Artes cuenta su experiencia antártica.

Por Andrea Juan
Desde la Antartida

La Antártida se derrite, debajo de sus capas acuosas comienza a emanar gas metano, que fortalece el efecto invernadero. Los cambios climáticos se acentúan, generando catástrofes inimaginadas. Masas de hielo se convierten en agua que se suma a los mares y eleva sus niveles. Inundaciones y sequías. Hambre y violencia.
El proyecto trata de indagar en la conciencia del hombre generando interrogantes. ¿Somos responsables de semejantes hechos? ¿Podremos cambiar el curso de esta historia o, simplemente, obedece a un cambio que se toma como natural? El futuro dirá.
Para mí fue muy emocionante pisar territorio antártico para realizar una experiencia artística. Se trata de un proyecto de mi autoría, realizado gracias a una beca del Fondo Nacional de las Artes y patrocinado por la Dirección Nacional del Antártico. La empresa Epson me facilitó el equipo. Y viajé hasta aquí en un avión Hércules desde la Base Aérea de El Palomar, acompañada de mi asistente, Silvana Fontana.
El proyecto está compuesto de dos partes: la primera es Antártida se derrite, una video-instalación. Los videos son Encapsulados, que dura cuatro minutos; Girasoles, de diez minutos –ambos del 2005–; El último fuego, de dos minutos y medio (2002); y la realización de la performance Rojo sobre el glaciar de Esperanza.
En Encapsulados, diferentes grupos de personas que se encuentran encerradas en una cápsula transparente se van elevando en el aire hasta que el conjunto desaparece de la pantalla, mientras un nuevo grupo comienza a ascender lentamente (para también desaparecer de la pantalla).
Girasoles es un video tomado en un campo de girasoles, donde éstos se mecen apaciblemente con el viento. Poco a poco comienzan a quemarse uno por uno, generando un gran incendio que lo devasta todo. El fuego cubre toda la imagen y las llamas ocupan la totalidad de la imagen hasta que comienza a extinguirse, dejando sólo un vacío. Elegí al girasol por su doble idea de cultivo humano y de flor.
El último fuego es un simulacro de guerra, donde una explosión, aparentemente final, confronta al hombre con su propia manipulación y destrucción.
Estos videos ya fueron proyectados sobre los hielos de Base Marambio, con un desplazamiento de la imagen desde los tanques de GOA (gasoil antártico) hacia los hielos, donde los videos culminan con un fuego extendido en toda la superficie.
Durante los primeros días de febrero, la noche comenzaba alrededor de las 12. Este video se proyectó a la una de la mañana, pero para esta altura del mes (fines de febrero, comienzos de marzo), se está adelantando el horario a las 22, amaneciendo a las 5 AM.
Las segundas proyecciones se realizaron la semana pasada, en los glaciares de la Base Esperanza. La base está ubicada en el extremo nordeste de la Península Antártica o Tierra de San Martín, a los 64 24’ de latitud sur y 57 59’ de longitud oeste, rodeada de imponentes glaciares como el Buenos Aires, Depósito y Arenas. En esta base viven familias con niños, hay una escuela y maestros. Allí nos trasladamos con helicóptero, utilizando el blanco del hielo glaciario como pantalla y sus habitantes como participantes en la instalación, transitando por las imágenes proyectadas sobre el suelo y las paredes helados.
También estamos haciendo pruebas de proyecciones sobre las cubiertas del buque oceanográfico “Puerto Deseado”, que actualmente está realizando tareas de hidrografía en la Bahía Esperanza.
La performance Rojo la llevé a cabo a fines de la semana pasada. Consistió en el despliegue de una gasa roja traslúcida, de 50 metros sobre el glaciar Buenos Aires. Hasta aquí la primera parte del proyecto que vine a hacer en la Antártida.
La segunda parte consiste en tomar imágenes fotográficas y en video digital, recopilando el trayecto que un grupo de científicos argentinos viene realizando desde hace unos años en busca de rastros de metano en las capas superficiales de los glaciares y estudiando cómo los cambios climáticos mundiales contribuyen al derretimiento de la Península Antártica hasta su desaparición, o si el cambio glaceológico y geológico deviene simplemente de un ciclo natural dentro del sistema.
La captura del material se realizó desde helicóptero y twin otter para sobrevolar los hielos, glaciares y témpanos desde Marambio y con el buque, lancha y transporte terrestre desde Esperanza para obtener diferentes perspectivas de los hielos (y ver cómo están reducidos en superficie). Vimos con asombro la fina y delgada franja que está quedando de la Barrera de Larsen. Se están confeccionando nuevos mapeos de zona, ya que la barrera que aparece en los mapas no se corresponde con la realidad actual.
El clima fue el factor más determinante en el montaje de las instalaciones, ya que fueron todas realizadas a la intemperie. Tuvimos días de muy buen tiempo, con “temperaturas positivas” que no dejaban rastros de hielos en las bases y, por otro lado, vientos con ráfagas de hasta 80 nudos. Hubo también tormentas de nieve.
Por supuesto que todo esto no hubiera sido posible sin el apoyo logístico y la calidad humana de la gente de las bases Marambio y Esperanza.
La Antártida es un lugar que provoca una fascinación inmediata. Aquí seguimos trabajando, realizando diferentes pruebas de proyecciones y tomando imágenes en video y foto digital.
Nos quedaremos aquí hasta el 3 de marzo, pero las preguntas que nos hacíamos al principio de esta nota seguirán dándonos vueltas siempre.

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Proyección en el hielo del video Girasoles (10 minutos), de Andrea Juan.
 
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