Viernes, 24 de agosto de 2007 | Hoy
Entre rejas
La expresión “entre rejas” alude casi inmediatamente a un pensamiento: la cárcel. Pero hoy, al decir “entre rejas” podemos estar, lamentablemente, describiendo muchas de nuestras plazas y parques.
Unos espacios que se suponen verdes, públicos y de acceso libre para recreación y contacto con la naturaleza están siendo transformados en lugares hostiles, con rejas, candados, limitación de uso y horarios y, en muchos casos, exceso de cemento. Eso no es recuperar, eso es prohibir, vedar, reprimir.
Esta proliferación de rejas, además de arruinar el paisaje e intentar evitar un sano contacto con la hierba, los árboles y la tierra, desnaturaliza el sentido de los espacios verdes y los convierte en una especie de “museos” de la flora natural.
No todos somos vándalos destructores pero estamos entre rejas, como si lo fuéramos. Cuando se enreja una plaza, los únicos perjudicados son los que quieren disfrutar de ella. No nos acostumbremos a lo malo. No lo incorporemos al paisaje.
El gasto materializado en los cercos de metal debe ser colosal, destinando los recursos de la ciudad a empeorar la calidad de vida de los habitantes (cuyo derecho es disfrutar libremente de los espacios verdes), pero no alejando, en definitiva, a aquellos cuya intención real es la de dañar, a quienes no les importa si hay o no rejas, como queda evidenciado a diario. Personalmente opino que mucha educación y algo de vigilancia serían dos inversiones a corto, largo y mediano plazo, infinitamente más eficaces y maduras que el enrejado indiscriminado.
Viviana Andrea Günter
DNI 22.053.743
Momusi
Leí en Página/12 que el Momusi no cuenta con un espacio para continuar deleitándonos a grandes y chicos todos los domingos como era habitual.
Descubrí ese espacio en 2004, apenas llegada de España, y cuando mi hija tenía poco más de seis meses. Zoe cumplió 4 años y en gran parte gracias al Momusi sabe apreciar la buena música. Lo que más me enorgullece es que esa buena música es argentina y que conserva la creatividad y las raíces de aquella música que mis padres solían hacerme escuchar y que aún hoy en día disfruto y le hago descubrir a mi hija.
Espero que el Sr. Telerman no haga oídos sordos a la decepción que nos genera a todos los habitantes de Buenos Aires no contar con un espacio como pocos, el Momusi. Que aunque hayan pasado las elecciones haga algo urgente. Por todo lo que el Sr. Telerman ha hecho por la cultura porteña espero, aguardo, exijo, que en este caso responda con una respuesta a la altura de todos nosotros. Una vez descubierto el Momusi, es imposible no echarlo de menos.
Flavia Ricci
DNI Nº 24.891.818
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