CIENCIA › DIALOGO CON LA BIOQUIMICA LILIANA HAIM

“La ciencia debe servir para resolver problemas”

Según Liliana Haim, los científicos deben pensar menos en los papers y un poco más en la inserción de sus conocimientos en la sociedad.

 Por Leonardo Moledo

Habla como una ametralladora, hasta el punto que el mismo grabador se atrasa, irrumpiendo antes de que se le pueda formular cualquier pregunta.
–Antes que nada, quiero decirle que no soy una científica clásica.
–¿Barroca, cubista, posmoderna?
–Nada de eso. El científico que uno conoce comúnmente se dedica a investigar sobre un tema, en un laboratorio con tiempo completo dedicado a eso. Y yo soy docente en dos materias en la Facultad, Biotecnología y Diseño de emprendimiento biotecnológico. Me doctoré en Bioquímica y fui “científica clásica” unos años, pero luego surgió la posibilidad de la biotecnología, de vincular la ciencia con la empresa, y me interné ahí.
–Ese es un gran agujero negro.
–Que no se ha explorado bien hasta el momento.
–Bueno, los agujeros negros son peligrosos, uno se mete y ya no puede salir.
–Sí, pero resulta que un científico entiende a la ciencia como sinónimo de investigación, pero no como sinónimo de innovación. La ciencia no termina de cerrar, por así decirlo. Se hace ciencia para publicar papers, ser becario, viajar a hacer un posgrado. Pero la ciencia debería ser innovación: algo que nos solucione los millones de problemas que tenemos.
–No solamente. La teoría de Copérnico no solucionaba ningún problema práctico, y sin embargo...
–Pero Copérnico...
–¿Sabe qué? Me parece mejor no entrar en esa discusión entre ciencia pura y aplicada...
–Pasteur decía que no existe tal diferencia entre ciencia básica y ciencia aplicada. Sino que sólo había aplicaciones de la ciencia.
–La verdad es que siento mucho no estar de acuerdo con Pasteur, y eso que una vez tuve que darme la vacuna antirrábica..., pero lo que usted dice es mucho más interesante que esa discusión.
–Bueno. Se habla mucho de Milstein, pero no hay que olvidar que terminó de formarse afuera, y allí se entienden las cosas de otra forma, se financian investigaciones científicas porque se sabe que serán aplicadas y solucionarán problemas cotidianos. Tenemos científicos brillantes; entonces no se entiende por qué hay que traer las cosas de afuera.
–¿Y por qué pasa esto?
–Es una cultura. Si uno entra a la página web de Exactas, por ejemplo, se puede leer que el objetivo de estudiar Química o Biología debe ser la generación de científicos altamente capacitados. Pero en ningún lado dice que el objetivo de cualquier ciencia debe ser solucionar los problemas que se generan en la sociedad.
–La ciencia no puede solucionar todos los problemas de la sociedad.
–Pero algunos sí. Mire la soja transgénica: cualquier agricultor sabe que eso es un conocimiento científico que puede aplicarse, que le sirve, que le soluciona problemas. Y yo creo que así debería concebirse la ciencia. Es una cuestión de mentalidad.
–También habría que cambiar la mentalidad de los empresarios.
–Sí, pero hay que empezar por casa. En nuestra cátedra de Biotecnología intentamos que los alumnos vean el modo de aplicar los conocimientos en algún negocio. Lo llamamos el PEB (Proyecto de Empresa Biotecnológica), y es el trabajo final de la cursada. Tienen que buscar un problema en la sociedad que necesite de algún servicio o de algún producto que lo solucione, desde una enfermedad de un cultivo hasta una enzima a extraer de una bacteria. Deben investigar esa solución, y luego armar un plan de negocios entero para que pueda insertarse en el mercado.
–¿Por ejemplo?
–Por ejemplo, la amilasa, una enzima que se extrae de un hongo y que degrada el almidón, de aplicación en la industria textil, que ahora se trae del extranjero. Los alumnos hacen un ensayo de empresa. Y no se transforman en empresarios, el día de mañana pueden sentarse a hablar con otro empresario mano a mano.
–Pero ahora la orientación de la facultad es hacia ese lado.
–Sí. Ahora la facultad tiene una incubadora de proyectos científicos, que para mí es una gran iniciativa y que les facilita la tarea a los alumnos que quieran seguir con estos proyectos. Se les da el espacio físico, la asesoría contable, se los ayuda con la transferencia, la inserción del producto en el mercado.
–Bueno, se sigue el camino que usted propone.
–Sí, pero hace falta más. Diseño de emprendimientos biotecnológicos, por ejemplo, hoy es sólo reconocida como asignatura de posgrado, pero estamos trabajando para que sea incluida dentro del ciclo de grado. Se la envió a la Universidad Nacional de Rosario para la evaluación y los resultados fueron excelentes, así que estamos a la espera de la aprobación en la UBA.
–Mire, no estoy de acuerdo con Pasteur, pero sí con usted.

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Liliana Haim, doctora en Bioquímica y docente de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.
 
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